Desde hace unos años nuestro Ejercito
ha recuperado una emotiva tradición: honrar a los Caídos en la épica marcha del Puerto
de Larrau.
En 1995 la Compañía de
Esquiadores Escaladores de la D.M. Navarra fue disuelta, y esta conmemoración desapareció. Hasta la
citada fecha, la Compañía al completo, realizaba una marcha hasta el lugar y se celebraba un pequeño acto en recuerdo.
Bueno, para hablar con rigurosidad, tenemos que decir, pero que muy alto, que los veteranos del 64, los supervivientes de aquella tragedia, los que sufrieron esos
terribles momentos, TODOS LOS AÑOS desde entonces, han acudido hasta el lugar. La excusa: para mantenerlo limpio y decente, la razón verdadera: recordar y
rezar por los compañeros caídos, en un acto íntimo y sencillo.
El 24 de Octubre de 2014,
promovido por el Ejército, los veteranos
de la Compañía, gente de todos los reemplazos, acudimos al llamamiento que se
hizo para recordar el 50 aniversario de la tragedia.
Para todos, fue un momento
emocionante por muchas razones.
Cuando llegabas al cuartel por
primera vez, éramos recibidos por una lápida que recordaba estos hechos, algo que ya te hacía pensar. Presidiendo nuestro salón de actos, una fotografía de los Caídos; ya podías ponerles cara. Indicios como estos, guiaron nuestro devenir. De hecho, la Compañía estuvo marcada durante su existencia por ello.
Los soldados de reemplazo realmente nunca supimos con certeza lo ocurrido. Circulaban muchas leyendas al respecto. Era normal, ninguno de los protagonistas estaba ya presente. No conocíamos con certeza la historia.
Los soldados de reemplazo realmente nunca supimos con certeza lo ocurrido. Circulaban muchas leyendas al respecto. Era normal, ninguno de los protagonistas estaba ya presente. No conocíamos con certeza la historia.
También iba a ser la primera vez
que los veteranos nos reuniéramos. Gente que nunca habíamos
coincidido, desconocidos, pero no extraños: habíamos experimentado las
mismas vivencias, eso era algo que nos unía y hacía prever cómo sería el otro.
Unos meses antes, por el azar de
la vida, pude reunirme con un veterano, como ya he dicho, desconocido. Nuestras
esposas, cada una por su lado, habían llegado a la misma conclusión:
¿Cómo te vas a reunir con alguien
que no conoces y menos ir de excursión?
La verdad, para mí o para el, NO
era un problema: ambos habíamos servido en la misma unidad, habíamos “sufrido”
las mismas experiencias, habíamos tenido casi los mismos mandos.
¿Éramos desconocidos?
Pues NO, definitivamente NO.
Llegado el día, las emociones estuvieron a flor de piel.
Subimos al Orhi, algunos como
pudimos, ya no éramos tan jóvenes y por supuesto nuestra forma física no era la misma, pero
al final, todos estábamos allí.
Arriba encontramos a antiguos Mandos, aun prestando servicio, yo en particular, y creo que hablo
por todos, muy orgullosos por ello.
Finalmente, ya abajo,
participamos en la ceremonia. Recuerdo las palabras que al final del acto nos
dirigió el General Palacios agradeciéndo nuestra presencia
Ahora veo las fotografías que nuestros compañeros nos muestran de los actos de este año. Todavía siento la misma emoción y orgullo, y
a la vez, sana envidia por no poder acudir.
Pienso que la mayoría sentimos lo mismo. Desde la lejanía estamos presentes, al menos de corazón.
Pienso que la mayoría sentimos lo mismo. Desde la lejanía estamos presentes, al menos de corazón.
Desde aquí quiero dar las gracias a nuestro Ejército por volver
a hacernos sentir participes de las emociones y, como dice la canción,
“NO HALLARÁS EN MI
CABEZA NINGUNA RAZÓN
YO SOY ESQUIADOR PORQUE
ME LO PIDE EL CORAZÓN”
Cabo Carlos Izquierdo
Balsategui
Soldado Benicio Sanz Gómez
Soldado Manuel Pérez Pérez
Solado Jesús Santa
Maria Barbero
No podemos olvidar a
otros dos compañeros también caídos:
Soldado Carlos Lloret
Contreras, 13/07/1978
Soldado José Ventós Mejia, 02/08/1979
Coronel D. Francisco Pueyo Abos
Coronel D. Ricardo Royo Morte
General D. José Herrera Altamirano