Una constante de mi servicio militar en la Compañía de
Esquiadores fue la Pista Americana.
Todos los días de mi servicio tuve que hacerla, excepto el
tiempo de cursos y maniobras. Toda la instrucción diaria era culminada por una
vuelta en la pista. Sin excepción.
Fue una parte más de nuestra preparación física. Hacer la
pista no era lo más duro, pero si lo más pesado, además se hacía al final de la
instrucción, cuando más cansado estabas.
¿Era difícil?, NO, pero si muy arriesgado. En cualquier
momento podías dar un traspiés o un mal paso o una mala caída.
Recuerdo un obstáculo, lo llamábamos "la bandera", tenías que
subir por una escalera (eran tres, en paralelo) y tirarte dejándote caer. Lo hacía
con facilidad, pero un día no caí bien y me dañe el pie derecho. Recuerdo que
cuando volví del curso de escalada, una de las zonas de caída había sido
arrestada. Había sido cubierta con una capa de mezcla para que no fuese
utilizada.
Si, en el servicio militar también se arrestaban objetos
(taquillas, mesas, montañas, etc) que estaban implicados en la lesión o muerte
de algún soldado. Bueno, eso era lo que se decía…
Había obstáculos que se te daban mejor, y otros que se te
daban peor. El foso y la tabla horizontal a unos dos metros, eran, para mí, los más
difíciles.
El más peligroso era el gallinero, un resbalón, o un mal cálculo,
y al suelo, o contra el obstáculo.
Hacíamos tanto la pista que llegaba un momento que la
dominabas de forma absoluta. Con todo el equipo, botas de montaña Kamet, y en
las manos el chopo de instrucción.
La tabla |
La bandera |
El Gallinero |
Un día nos dispusimos a hacer la pista, en ella estaba
entrenando una sección de “pistolos”, nos llevaban la mitad de la pista de
ventaja. Ellos sin equipo y con las manos libres, nosotros con todo. Nuestra
velocidad y decisión hizo que pronto nos pusiéramos a su altura y uno de sus
mandos les grito: Apartaos, que vienen los esquiadores. A ver si aprendéis como se hace.
J. Florencio, 2º/84