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4 jul 2013

Mis primeros dias


Relato de Juan José Cuevas.

Siempre había sentido que el hombre se adapta a las circunstancias según estas circunstancias.  Cuando nos "reclutaron" en Araca para la compañía, no pensé que esto fuera cierto.

No recuerdo el primer día, sólo me acuerdo de que nos asignaron a las secciones y me tocó la segunda con el Tte. Zaratiegui y el Sgto. Callado, dos hombres cabales y dos militares militares.

A todo esto la primera y la tercera son nuestros "bisas" por lo que somos nombrados directamente "conejos", en fin a ver qué nos espera.

Lo primero los motes:
  • Tú serás Grillo, te pareces a nuestro veterano Grillo, cuando digamos Grillo, responderás "cri, cri".
  • Tú eres Araguás, cuando digamos tu nombre, responderás "guas guas guara guara guas...".
  • Tú serás Lobo (el pobre tenía más pelo que el hombre lobo) y dirás "Auuuuuuuuuuuu" cuando te llamemos.
Y así a casi todos, digo a casi todos, porque a mí me dejaron tranquilo, inusitadamente, sólo me dijeron que me parecía a uno que era gordo como yo y que había perdido mucho peso, que con eso ya tendría bastante.

Juan José Cuevas, agachado el primero por la derecha

Nos dijeron qué íbamos a hacer cada día:
  • A primera hora, gimnasia.
  • Luego, orden de combate
  • Una vez acabada ésta, pista americana; sí o sí.
Una vez instalados, no recuerdo si fue al día siguiente o a la semana siguiente, nos hicieron las pruebas físicas de correr, flexiones, etc, a ver qué tal andábamos. Sólo recuerdo que la prueba de correr los 8 kilómetros reglamentarios, los hice en 1 hora y 10 aproximadamente. Cuando acabé el servicio, los hacía en 32 minutos y subía el monte San Cristóbal como una moto.



El primer día de orden de combate, sentí como si me ahogara. Salimos del cuartel, tanto el Tte. Zaratiegui, el Sgto. Callado, y los 2 cabos primeros veteranos (no recuerdo sus nombres); iban como si nada, yo iba asfixiado totalmente. 

Pero no acaba ahí, al finalizar la instrucción, hete aquí que nos esperaba doña pista americana.


El primer día horroroso, llegué de los últimos por no decir el último. Eso sí, teníamos que entrar en el cuartel a paso ligero y cantando.

Obstáculo conocido como "El Gallinero"
Cuando acabé la mili, era de los primeros en acabar la pista y me hacía "el gallinero" como cualquier cosa. Mi problema era pasar por el cuadrado del bunker, entrada casi justo con la mochila de combate y me tenía que impulsar con las puntas de los pies. En fin, batallitas de militares.


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