1 sept 2012

Las Cadenas de Navarra

 
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La Compañía de Esquiadores, al igual que toda la División, lucia como emblema el escudo de Navarra, el cual rememora uno de los acontecimientos mas importantes de la historia de España, la victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa hace 800 años. 

Reproducimos este pequeño relato, original de A. Villegas, sobre dicha batalla.

Hay en nuestra Patria, muchas personas que piensan, que los símbolos de nuestro país, son un invento franquista.

Alentados por los que pretenden que sigan siendo ignorantes y empujados por la apropiación 
indebida que los otros hicieron, creen que el yugo y las flechas, el Águila de San Juan, o las cadenas de Navarra las inventó Franco y sus seguidores. Son tan brutos, que hasta he llegado a oír que la Granada del Escudo, es en homenaje a los que fusilaron a Lorca.

Que ignorancia y que estupidez arrastramos todavía en nuestro solar.

Hoy les contaré el porqué de las Cadenas de Navarra. De donde vienen. De donde nacen. Y descubrirán que vienen de antiguo, de cuando se peleaba en esta tierra desde hacía siglos, de cuando demostramos que unidos bajo el mismo objetivo, somos insuperables, de que cuando queremos, podemos.

La batalla se está volviendo contra los cristianos. La infantería de López de Haro está siendo masacrada por los sarracenos. Ni siquiera la segunda línea de refuerzo resiste la acometida almohade.

Flechas a miles caen del cielo, disparadas por los temibles y certeros arqueros Agzaz. La caballería africana ensarta cristianos a pares, todo parece estar derrumbándose como en Alarcos.

Es entonces cuando el rey Alfonso de Castilla besa la cruz que tiene sobre el pecho y mira a los otros. También son reyes, Pedro de Aragón que ha venido con sus almogávares, que degollan moros sin parar, y Sancho de Navarra, que ha acudido a última hora y sólo con doscientos caballeros.

Las tripas se le retorcían en su palacio, no se había podido negar. Combatir a los sarracenos es deporte nacional en Navarra desde que no eran más que cuatro gatos en las montañas.

Así los tres, y los obispos, y los caballeros que les acompañaban, y las tropas que tienen detrás, sin decir palabra, se lanzan a una carga desesperada, con todo lo que tienen, y los tres reyes los primeros, expuestos a que en cualquier momento, una flecha, entre por las rendijas de la armadura, y los lance a tierra entre mucho estrépito de armadura.

La carga de los tres reyes, destrozará a los musulmanes, la cuña cristiana penetra en el centro almohade como un cuchillo caliente en la mantequilla. Nada queda en pie tras su paso. Tan sólo la nube de polvo y los lamentos de los heridos y moribundos.

Sancho de Navarra arremete con tal fuerza en medio de la locura, que es el primero en alcanzar la empalizada y a La Guardia Negra que protege al Sultán, Miramamolín, que mira, con el Corán en la mano y una cimitarra en la otra, como Sancho descabeza a los primeros soldados-esclavos.

Los Imeseleben, que guardan al Sultán son negros del Senegal, esclavizados desde jóvenes e instruidos en el uso del alfanje. Son tan peligrosos o más que los jenízaros de años después. Se clavan al suelo con estacas y se atan los unos a otros con gruesas cadenas. A los de La Guardia Negra solo les queda un camino, matar y morir. Es su destino, Alá lo dice.

Y aquel dieciséis de Julio de 1212 a los Imeseleben les tocó morir. A cientos. Aunque hicieron su labor con pundonor y valor hasta el final.

Sancho, tras el combate, se lleva como recuerdo de campaña un manojo de las cadenas con las que se ataban aquellos hombres. En recuerdo de su hazaña, de su valor, el de sus hombres y el de los castellanos, aragoneses, portugueses, caballeros de las Órdenes Militares, leoneses y asturianos que habían acudido, a pesar de que su rey no.

En honor de todos, Sancho se lleva las cadenas para demostrar a su pueblo, que unidos a los demás cristianos de La Península, que aliados bajo el mismo pabellón, a los moros les quedan pocos días.

Quizá esté equivocado. Muchos, con carreras universitarias, con títulos y masters en esto y en lo otro, con mucha más preparación que yo, dicen que no. Que Sancho acudía por sus propios intereses, por su conveniencia, por su avaricia y su sed de poder. Quizá tengan razón. Quizá no. Ninguno estábamos allí para verlo.

Ninguno vivimos sin luz eléctrica, ni agua corriente, ni vamos a caballo, los que tenían suerte, ni tememos que cualquier noche los sarracenos entren a degüello en nuestro pueblo.

A mi me gusta pensar, que actuaban movidos por el interés, claro, habría que ser pardillo. Pero también se movían por palabras como Honor, Conciencia, Valor, Sacrificio, Devoción y Lealtad.

Claro que todas estas palabras carecen hoy de significado, es más, cuando las nombras te miran raro, como si estuvieses tonto o algo por el estilo. Ya saben de qué hablo.

Y esta es la historia de las Cadenas de Navarra. Que no son aberchales ni franquistas. Ni rojas ni azules, ni monárquicas ni republicanas. Son las cadenas con las que se amarraban, para vencer o morir los temibles Imeseleben.

Aquellos sarracenos que defendían al Sultán que pretendía que su caballo abrevase en el río Tíber, con San Pedro arrasado y La Cristiandad a sus pies.

Y estoy seguro que Sancho, al saltar sobre ellos destrozándolos a espadazos, gritaba tinto en sangre sarracena: ¡Viva Navarra, Santiago y España!

A. Villegas Glez. 2011








1 comentario:

Anónimo dijo...

"Y estoy seguro que Sancho, al saltar sobre ellos destrozándolos a espadazos, gritaba tinto en sangre sarracena: ¡Viva Navarra, Santiago y España!" No estés tan seguro de esto, por qué España no existía en ese momento ni como concepto ni como entidad política. Y esos que dices tan unidos, de mismos intereses y que... " también se movían por palabras como Honor, Conciencia, Valor, Sacrificio, Devoción y Lealtad." son los que tras Sancho VI llegar a un acuerdo para prorrogar la tregua con el R de Aragón, al año siguiente en 1551, sólo 61 años antes de la batalla de las Navas de Tolosa, tras reunión del R de Aragón con Alfonso VII en el tratado de Turdillen acordaron dividirse el Reino de Navarra por el río Arga, para lo que intentaron conquistarlo por ambas fronteras. Claro que todo esto después de innumerables incursiones anteriores intentando repartirse Navarra, dónde está perdió el señorío de Vizcaya, La Bureba, Rioja, Duranguesado, Álava, Guipúzcoa, Jaca, etc. Pero para ser más claros, esa unión, esos fines comunes, ese honor y lealtad serán los que hicieron gritar a los Navarros Vivas a esa España todavía inexistente cuando fue conquistada en 1512, 3 siglos tras la batalla de las Navas de Tolosa, por los reyes Católicos. La frase más acertada de este relato es esta "Que ignorancia y que estupidez arrastramos todavía en nuestro solar." a lo que añado, cuanta manipulación y desinformación...

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