En el pirineo navarro existe un rincón solitario, triste y desolado.
Tierras donde bajo el cielo se funden dos países.
Allí gobierna el viento que sopla sin piedad.
Lugar de paso donde solo se atreve el cazador y el montañero.
En ese rincón entre la tierra y el cielo vive nuestro corazón.
50 ANIVERSARIO DE LA
MUERTE EN MONTAÑA DE UN CABO Y TRES SOLDADO DE LA COMPAÑÍA DE ESQUIADORES
ESCALADORES PARACAIDISTAS DE LA DM.62 (POSTERIORMENTE COMPAÑÍA DE ESQUIADORES
ESCALADORES 51/LI)
Y ENCUENTRO DE
VETERANOS DE LA MISMA.
PUERTO DE LARRAU –
OCHAGAVÍA (NAVARRA) 24 DE OCTUBRE DE 2014
ALOCUCION DEL CORONEL
JEFE DEL RCZM AMERICA 66
ANGEL ATARÉS AYUSO,
ULTIMO CAPITAN DE LA COMPAÑIA
Mi General:
El once de noviembre de 1994,
pronto hará veinte años, finalizaba la Compañía de Esquiadores Escaladores 51
la última actividad en montaña de su historia, con un acto de Homenaje a los
Caídos en este mismo lugar. Aquí, frente a la placa que recuerda el supremo
sacrificio de un Cabo y tres Soldados de nuestra Unidad, apenas medio centenar
de hombres y un solitario corneta, recitábamos la Oración del Montañero.
Ese día, me dirigí a aquellos
emocionados soldados de reemplazo para hacerles ver que allí estábamos todos,
los mismos de siempre: Un puñado de hombres jóvenes e ilusionados, perdidos del
mundo entre el frío y la niebla, pero con el corazón ardiendo de amor a España
y a la montaña. Los amantes del riesgo y la fatiga; los de ojos alegres
abiertos al abismo y el pecho ensanchado al aire helado de las cumbres; los del
“no importa” siempre en los labios, porque la ruindad de nuestro mundo se
quedaba abajo, en el valle.
También les dije que terminaba la
andadura de una Unidad, que desaparecía un nombre y un número en el organigrama
de nuestro Ejército, pero que nuestro espíritu no desaparecería jamás.
Y hoy, emocionado por el
privilegio que se me otorga como último Capitán de la Compañía, os repito lo
mismo a vosotros, antiguos componentes de la Compañía de Esquiadores
Escaladores Paracaidistas de la División de Montaña Navarra 62 del viejo
cuartel de Pamplona, a los de la Compañía de Esquiadores Escaladores de Estella
y a los más jóvenes de la Compañía de Esquiadores Escaladores 51 de Aizoaín.
Ese espíritu forjado en la dificultad, es el que os ha traído hoy aquí y es el
que anima a los muchos que nos dejaron y a los que el desconocimiento de este
acto, el trabajo, la enfermedad o la lejanía, han impedido estar con nosotros.
Por pequeña que haya sido nuestra
Unidad, el Ejército no podía dejar en el olvido el esfuerzo y sacrificio,
incluso la propia vida, de los que sirvieron en nuestras filas. Por ello el
Mando dispuso que fuera nuestra Compañía gemela, la entonces Compañía de
Esquiadores Escaladores 41 de Viella la que recogiera y guardara nuestro
Historial.
Ninguna otra unidad mejor.
Nacidas el mismo día, con idénticas misiones, una desaparecía pero se abría un
prometedor futuro para la otra.
Esa Compañía es la misma que hoy,
con el número 1 e integrada en el legendario Regimiento de Cazadores de Montaña
Galicia 64, conserva y aumenta el prestigio de las unidades de esquiadores
escaladores del Ejército Español.
Hoy forman aquí, con nosotros,
trayendo consigo nuestro histórico Banderín. Junto a ellos, la Sección de
Reconocimiento, esquiadores escaladores del Batallón Montejurra, con la que
tantos años compartimos cuartel y sana rivalidad.
Reunidos de nuevo en este
simbólico lugar, vamos a rendir homenaje a nuestros cuatro compañeros que justo
hoy hace cincuenta años, entregaron aquí sus vidas en el cumplimiento del
deber. Nos acompañan algunos de sus jefes y compañeros en aquella dura jornada.
También están aquí con nosotros, familiares de uno de ellos, el soldado Manuel
Pérez Pérez, a los que junto a nuestro agradecimiento por el esfuerzo
realizado, queremos testimoniar todo nuestro cariño y reconocimiento.
Mi General: No podíamos haber
imaginado un escenario mejor para recordar nuestra inolvidable pequeña gran
unidad, ni para homenajear a nuestros caídos. Por ello este puñado de
veteranos, y sé que hablo por todos ellos, quiere manifestar su más profundo
agradecimiento a la Jefatura de Tropas de Montaña “Aragón” número 1, por hacer
posible este acto. Sólo esperamos que por el bien de España, el acierto del
Mando siga manteniendo en el futuro unidades de montaña en nuestro Ejército. Si
hace falta, aquí hay un puñado de voluntarios. Muchas gracias.