25 sept 2013

La Unidad Indígena de Montaña

Reproducción de un valioso documento histórico publicado originalmente en la revista Ejercito en 2011.


La Unidad Indígena de Montaña del Protectorado Español en Marruecos (1927-31).

Breve semblanza de una pequeña y desconocida unidad, pionera de las unidades de Montaña en el Rif y del uso de esquíes y de raquetas en el Ejército español.

La región del Rif Central del protectorado español de Marruecos y concretamente la zona de Ketama y Beni Urriagel presenta un relieve muy quebrado, con profundas barrancas  y cimas que sobrepasan altitudes de 2.000 metros, cuyas sendas discurren salvando altos collados y donde en las estaciones más frías se producen importantes nevadas y heladas  Debido a dicha orografía y estando próxima a la frontera con el Protectorado francés, era dificultoso realizar tareas de vigilancia y policía en dicha área.

Después de la guerra y una vez ocupada la zona, se empieza a reestructurar la administración del Protectorado en el Rif Central, dependiente de la Intervención Militar de Villa San­jurjo (Alhucemas). Entre los años 1927 y 1928, estas intervenciones sufren distintas reorganizaciones dentro de las reformas de la administración del Protectorado español, para intentar encauzar una política colonial un tanto dispar y desorganizada, que siguió así hasta su independencia en 1956.



Dichas intervenciones tenían amplias funciones tanto administrativas, políticas, económicas como policiales y militares  gestionadas por los interventores militares que eran las máximas autoridades en sus jurisdicciones  Las iniciativas relativas a la vigilancia y conocimiento de las distintas cabilas marroquíes por medio principalmente de la Policía o Mehaznía Armada, creada en 1925 por la Inspección General de Intervención y tropas jalifianas dentro del Mazjén (administración jal ifiana del Protectorado), eran gestionadas por los interventores militares en sus circunscripciones.

En estas circunstancias, es en una pequeña extensión de terreno de la zona de Ketama, con altitudes que oscilan entre los 1.200 y los 2.453 metros donde nace la Sección Indígena de Montaña. Por orden del General en Jefe del Ejército en África en el verano de 1927, se nombra al comandante de Estado Mayor Ma­nuel Estad y al capitán de interventores militares Emilio Blanco Izaga, para estudiar la organización y equipamiento de una sección de 30 indígenas como máximo provistos de esquíes y raquetas de nieve. En octubre de 1927 se le encomienda a este capitán la organización de dicha unidad «a título de ensayo», nombrándole inspector de su funcionamiento.

Por orden de 19 de diciembre de 1927, se designa al teniente de Infantería Carlos Blond Mesa para marchar al sector del Rif a organizar dicha sección; este oficial, que obtuvo en 1925 el título de Profesor de Gimnasia en la Escuela Central de Toledo, era un experto montañero.



Ese mismo mes el capitán Blanco Izaga se presenta en la Comandancia General en Meli­Ila con el fin de pertrechar la unidad, paralelamente  se anuncia el concurso para proveer de material a la sección, y semanas después viaja en comisión de servicio a la Península para adquirir los equipos necesarios. El 28 de diciembre de 1927, se crea oficialmente la Unidad Indígena de Montaña para servicios de nieve «con el fin de aliviar a las tropas estacionadas en la alta montaña de cuantos servicios sanitarios  de convoyes y de enlace sea posible en los crudos días del invierno, y en la medida y alcance que a dicha unidad sea posible exigir».

El mando de la unidad queda a cargo de un oficial español, el Teniente Blond, junto a otro Caíd (Oficial indígena) con su ordenanza  un soldado europeo y dos acemileros indígenas  a su vez la unidad estaba constituida por dos equipos, integrado cada uno por trece soldados, mandados por un jefe de equipo, y tres patrullas de cuatro individuos cada una: un maunin, un enlace, un sanitario y un zapador. Su zona de actuación es la circunscripción del Rif y a efectos administrativos, están agregados al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla Nº 2. Todo el personal percibe iguales devengos que los de Regulares, a los que el Ca­íd suma una gratificación mensual de 60 pese­tas, y una peseta diaria a cada uno de las demás clases e individuos de tropa. En el poblado de Targuist, entre diciembre de 1927 y marzo de 1928, se organiza, encuadra e instruye al personal indígena.

Ese mismo mes de marzo, pasa con éxito la primera revista oficial del general Dalla; posteriormente se traslada a la aldea de Imasinen donde queda establecidos el campamento y la plana mayor. En abril se trasladan al cercano poblado de Azila para preparar los alojamientos invernales de la sección y para su instrucción en nieve; en verano se desplazan a Villa Sanjurjo donde les pasa revista el Alto Comisario de España en Marruecos.



En el invierno de 1928-1929, actúan en los duros temporales, recogiendo en su refugio y base de Imasinen a numerosas personas, lo que motiva que el Inspector de las Intervenciones felicite a la unidad. Se perfilan sus actuaciones: aunque se trata de una unidad combatiente de Infantería, instruida en la misión que la orden de organización le señala, presta servicios de correo, estafeta en las montañas del Rif Central  reparación de líneas telefónicas, mantenimiento de pistas, guías, seguridad, etc. Igualmente, y a propuesta del teniente, se construyen varios refugios de montaña, así como caminos y sendas.

En junio de 1929 se reorganiza la unidad y la «Sección Indígena de Montaña (para servicios en nieve) se convierte en compañía». De los 178 integrantes de la compañía hay dos oficiales europeos (un Capitán y un Teniente) y tres Caídes con cuatro ordenanzas, diez suboficiales y soldados europeos, en su mayor parte carpinteros, escribientes, pagadores y practicantes; nueve mokademin y 28 maunin junto a 108 áscaris o soldados marroquíes. Completan la plantilla once acemileros con sus correspondientes mulas de carga y ocho caballos para los oficiales y suboficiales. El grupo de mando está formado por catorce individuos: los dos oficiales españoles junto a la gran parte de la tropa europea con cinco caballos, los ordenanzas dos acemileros con sus mulas y un maunin. El resto del personal se distribuye en tres secciones, cada una con tres equipos, a su vez de tres patrullas.

En julio de 1929 son destinados a la compañía el capitán de Infantería Carlos Letamendía Maure, quien releva al teniente Blond, y el teniente de Infantería Epifanio Loperena de An­drés; el Capitán, queda dedicado a reclutar, organizar e instruir la citada compañía. 

En noviembre de 1929 se compran en la Península los equipos necesarios para la compañía. El siguiente año, el capitán de Infantería Antera Goñi Rivero se hace cargo de la compañía el 21 de agosto. Su hermano, el teniente de Infantería Luis Goñi Rivero, es destinado a la compañía en mayo de 1931.


En la prensa de la época, encontramos reportajes fotográficos y periodísticos, uno de ellos en la revista Estampa, cuyo texto no es de gran ayuda para rellenar el hueco documental que existe sobre la unidad, pero incorpora unas fotografías de miembros rifeños de la compañía y del teniente Loperena. En otro reportaje realizado para la revista África se habla sobre la unidad:

«La Compañía Indígena de Montaña tiene un débil encuadramiento europeo: un suboficial  un sargento, tres cabos escribientes, uno practicante, dos soldados albañiles y otros dos carpinteros. El resto de la tropa, tres caídes, nueve sargentos, 25 cabos, y 125 soldados proceden de la recluta directa y voluntaria entre las cabilas del Rif alto, y sirven un periodo de tiempo de tres años. El mando de la unidad recae en un capitán de nuestro Ejército, quien tiene a sus órdenes un segundo, de la categoría de teniente, y que es a la vez ayudante y pagador [ ... ]

El equipo es muy ligero; lo forma el correaje  la cantimplora y la "skeres". El material que se emplea para la nieve es el esquí, las raquetas,  las grapas y las cuerdas Toledano y como deporte el trineo. Cada escuadra está dotada de un piolet. La instrucción y el ejercicio de estas fuerzas son intensos [ ... ] El armamento es el reglamentario: mosquetón Máuser, machete y dos fusiles Hotchkiss ligeros por sección. Las clases indígenas llevan pistola y "gumie". Y sobre todo ha construido en ellas refugios que emergen salvadores cuando la sábana blanca todo lo iguala. El refugio es una construcción sencilla, de mampostería y cubierta de cinc. En su interior hay una chimenea de leña, con combustible ... He aquí la importancia de estas fuerzas en la singular guerra de montaña. La aptitud extraordinaria del marroquí para esa guerra ... ».


A pesar de esta difusión y la admiración mostrada por parte de la prensa, la unidad no dura mucho tiempo. Con la llegada de la Segunda República, se realizan amplias reformas y reorganizaciones en el Ejército español en Marruecos como la disolución de unidades, una de ellas la Compañía Indígena de Montaña. Concretamente, el 18 de septiembre de 1931, se disuelve la unidad «quedando su personal agregado por partes iguales y hasta su amortización, a los Grupos de Regulares de Melilfa y Alhucemas, y entregándose el material a las Intervenciones Militares, las cuales se encargarán, para lo sucesivo, de sustituirlas en el servicio que venía prestando». Todavía en 1935, podemos comprobar en las plantillas de ambos grupos de Regulares el personal procedente de dicha compañía que quedó agregado a dichas unidades.

Más de una década después, ya en los años 40 del siglo XX, en el Regimiento de Regulares Llano Amarillo Nº 2, se forma una compañía de esquiadores compuesta por marroquíes englobados en dicha unidad.

Respecto a los uniformes que usaron en esta sección, en 1928 encontramos una breve pero muy interesante descripción donde indican que visten uniforme de paño de lana verde, con vivos y franja en los pantalones color verde claro. Otra referencia al uniforme la encontramos en 1929, en el mencionado diario África  cuando al hablar de esta compañía cita: «El vestuario de estas tropas recuerda al de los soldados regulares indígenas [ ... ] En invierno, turbante de franela, jersey gris, medias sin pie y calcetines de lana, y bota noruega. La gala consiste en un pantalón y una guerrera corta de paño verde oscuro. La prenda de abrigo la constituye una chilaba de paño también. En los temporales se abrigan con otra chilaba perfectamente  impermeabilizada. Usa, además, la tropa guantes de lana, manoplas y gafas de talco ... ».

Igualmente destaca que el personal español, en el uniforme de servicio y maniobras lleva un rombo, posiblemente verde, cosido en el jersey, así como las divisas de su empleo. Aunque algún autor ha identificado erróneamente los distintivos con los de las mehalIas jalifia­nas, realmente son los correspondientes a las intervenciones militares cuyo diseño se publicó en abril de 1926. Esta misma insignia, metálica, puede verse en los cuellos del uniforme de gala o en las diversas prendas de cabeza bien bajo corona, bien sin ella.

Por la carencia de material documental, es difícil aventurar cuáles fueron los motivos que llevaron a la disolución de esta unidad, pionera en el Rif las unidades de Montaña y en el uso de esquíes y de raquetas en el Ejército español. Pero de la breve historia de la sección y de la compañía conocemos varias de sus actividades y actuaciones, que en ocasiones fueron merecedoras de felicitaciones del mando para la propia unidad o para su oficial. 

Experimentaron técnicas de montaña y esquí, cuando no existían aún este tipo de unidades en el Ejército peninsular. Se probaron materiales de esquí y montaña, así como prendas y equipos para este clima y ambiente. Algunos de los refugios construidos han sobrevivido, al menos hasta hace unos años. En cualquier caso, la experiencia extraída por estos oficiales pioneros en las montañas del Rif, fue transmitida a los cuadros de mando que, a partir de 1944 se formaron en los cursos de montaña impartidos en la recién creada Escuela Militar de Montaña.

Francisco Javier Hernández Navarro. Licenciado en Historia
Antonio Prieto Barrio. Capitán. Ingenieros.

18 sept 2013

La Preparación en las Unidades de Montaña

Imprescindible articulo publicado en la revista Ejercito en 2006. Necesario para conocer mejor la extraordinaria preparación de nuestras tropas de montaña.


«El valor puede, con frecuencia, ser un presente de la naturaleza, pero la paciente diligencia solo es el fruto del hábito y de la disciplina  Tanto se daban cuenta los romanos de la imperfección del valor sin adiestramiento y práctica, que el nombre de ejército fue tomado de la palabra que significaba "ejercicio". Los ejercicios militares eran el objeto importante y continuo de su disciplina  Los reclutas y soldados jóvenes recibían instrucción constante. Pero no era la edad o la veteranía de los soldados excusa para evitar la diaria repetición de lo que ya tenían completamente aprendido».

Que la preparación es importante, en cualquier organización militar, como actividad previa al posible empleo de los ejércitos lo demuestra la preocupación permanente, que sobre este  aspecto se ha mantenido a lo largo de la historia. Desde los caudillos militares de la antigüedad hasta los líderes militares del siglo XXI, todos han intentado mantener las capacidades de sus unidades, tanto en las pausas invernales entre campañas como con el empleo de los más sofisticados medios de simulación.

Las Unidades de Montaña, creadas con una fuerte vinculación al tipo de terreno que les da nombre, no han sido extrañas a esta constante. Desde sus albores con un personal reclutado entre la población de las zonas montañosas", hasta el día de hoy, empleando procedimientos y medios específicos en continua evolución, siempre han perseguido alcanzar un grado de preparación acorde con los requerimientos exigidos.

CONCEPTO DE LA PREPARACiÓN EN MONTAÑA

Si hay alguna unidad que se siente afectada de forma significativa por el medio en el que  desarrolla sus cometidos, esa es la Brigada de Cazadores de Montaña (BRCZM). De tal modo, que ese espacio geográfico sirve de referencia ineludible para la definición conceptual de sus procedimientos de actuación, el diseño de sus estructuras y las necesidades y capacidades de sus materiales.

Es obvio deducir, por tanto, que ese medio determina también cual debe ser la guía de adiestramiento a desarrollar por las unidades y el nivel de instrucción a adquirir por el personal. Destacándose en ambos el componente técnico de la preparación que no debe entenderse como el fin, sino como el paso ineludible para desarrollar las misiones operativas. La técnica es decisiva pero no es definitiva, es el cauce que permite acometer acciones en la montaña de contenido típicamente militar.

A partir de la instrucción y el adiestramiento técnico, el personal y las unidades se encuentran en disposición de ejecutar el adiestramiento orgánico. Una Compañía de Cazadores podrá llegar a un collado en perfectas condiciones técnicas  pero no cumplirá su misión si además no es capaz de desplegar en él.

Además, las características tradicionales de estas unidades: descentralización del mando y fraccionamiento de las unidades; la dureza de su preparación; los medios con los que está equipada y su orgánica, hacen de ella una excelente Brigada Ligera. Es decir, por analogía con otros escenarios en los que «el que puede lo más puede lo menos», manteniendo un grado de excelencia adecuado en el adiestramiento en montaña  tendremos una unidad ligera preparada. Por el contrario, una unidad ligera no se convierte en poco tiempo en una unidad dispuesta para operar en terreno montañoso, se requiere para ello una adecuación ambiental y un aprendizaje de procedimientos específicos en lo concerniente a la vida y el movimiento.


SIMBIOSIS TÁCTICA-TÉCNICA

Desde que, de forma sabia, las primeras unidades de montaña basaron sus capacidades en un alistamiento de personal en el que se conjugaba la zona de origen del individuo y la capacidad de sacrificio de una sociedad acostumbrada a penurias; hasta las unidades de montaña de hoy, insertadas en la sociedad del siglo XXI, en la que los aspectos deportivos de la preparación están acompañados de un componente de atractivo social, la simbiosis entre adiestramiento orgánico y preparación técnica ha sido permanente.

Actualmente, todas las unidades de la BRCZM deben estar preparadas para cumplir, en zonas de montaña y de frío extremo, las misiones tácticas propias de su arma y especialidad, deduciéndose tras el estudio detallado de la misión genérica a cumplir, el grado de preparación técnica a alcanzar. Con el fin de sistematizar esta formación, adecuándola además al Sistema de Instrucción, Adiestramiento y Evaluación (SIAE), la Norma Operativa en vigor en la BRCZM define unos niveles de adiestramiento relacionados con el empleo táctico de las unidades.

Estos niveles descienden hasta el nivel de mando necesario, debiéndose alcanzar por las unidades, en razón de su posible empleo y no de su similar entidad. Sirva un ejemplo: el nivel a alcanzar por una Compañía de Cazadores es el mismo que el de un equipo de Observador Avanzado (OAV) y que el de una Sección de Zapadores. La constitución de GT y S/GT para el combate debe tener en cuenta este extremo, ya que de no ser así, algunos elementos podrían convertirse en una rémora para el conjunto y cuestionar, desde el inicio, el cumplimiento de la misión.

Así, se definen tres niveles:

  • Cazador de Montaña
  • Esquiador-Escalador
  • Guía.


Todos ellos, desarrollados en detalle mediante el correspondiente listado de tareas individuales y de cometidos de unidades, se centran en las capacidades de vida y movimiento que se van alcanzando de forma sucesiva y en sus dos vertientes: estival e invernal  de tal modo que, en líneas generales, el alcanzar las aptitudes del nivel superior (estival o invernal) lleva implícito, como paso previo, el tener consolidadas las correspondientes de los niveles inferiores.

El nivel Cazador de Montaña  considerado como el común para todo el personal y las unidades de la BRCZM, es necesario para las unidades que se emplean exclusivamente por las vías de comunicación y sus proximidades. El nivel Guía es el correspondiente a las unidades cuyo empleo habitual se desarrolla en las zonas montañosas en las que se requiere una especialización máxima. "Deben tener un dominio consolidado para la vida, primeros auxilios y supervivencia en montaña estival o invernal, que garantice su empleo prolongado en las condiciones más extremas".

Entre los dos niveles citados, existe uno intermedio que deberá ser adquirido por el personal y las unidades cuyo movimiento se realiza sin el uso de vías de comunicación, en condiciones de frío extremo y por zonas de media dificultad montañosa. Se le ha denominado Esquiador-Escalador por ser habitual el empleo de estas técnicas y los materiales específicos para su ejecución'.

La evaluación de estos niveles se realiza mediante las correspondientes pruebas de aptitud individual y las de evaluación de unidades. Desarrolladas según los procedimientos genéricos del SIAE, para las pruebas de aptitud son los Jefes de Compañía y Batería los responsables de las de nivel Cazador; los Jefes de Batallón y Grupo para las de Esquiador-Escalador; y el General Jefe de la BRCZM para las de Guía de Montaña. En cuanto a la evaluación técnica de las unidades, esta se centra en los escalones Sección y Compañía, basándose la misma en la consecución de los cometidos genéricos asignados a dichas unidades, relacionados con la vida y movimiento en montaña.

Como se puede deducir, debido al componente estival/invernal que tiene cada uno de los niveles, los plazos de tiempo para adquirir las capacidades individuales superan el ciclo anual. Una referencia de planeamiento válida es considerar que el nivel cazador es adquirido en el primer año de compromiso del soldado y que el de esquiador-escalador se desarrolla a lo largo del segundo año. Además, este dato sirve, en líneas generales, para encuadrar al personal que se incorpora a la BRCZM.

Simultáneamente, se desarrolla el adiestramiento orgánico de las unidades, que se desenvuelven mediante la ejecución de los ejercicios fundamentales para la Brigada: Alfas de Combate para las unidades tipo Compañía, y Beta para el Batallón/Grupo. Siendo conveniente, si la disponibilidad de recursos lo permite, la ejecución de ambos en los dos escenarios, invernal/estival, durante el mismo ciclo anual. La evaluación correspondiente  siguiendo los procedimientos que se desarrollan en los Manuales de Adiestramiento específicos y la lista de cometidos que llevan aparejados, completa el proceso de preparación técnica y de adiestramiento orgánico.

Una particularidad orgánica de la BRCZM , desarrollada mediante norma operativa interna, ha sido la creación y constitución de los Equipos Operativos de Montaña, responsables de llevar a cabo acciones tácticas, tanto de información como de combate, que son realizadas con efectivos reducidos sobre objetivos de alto rendimiento y que se encuentran situados en el interior del despliegue enemigo, debiéndose aplicar para su consecución técnicas especializadas del mayor nivel en montaña. Se encuadran en todas las unidades orgánicas de la Brigada, y están especializados en información, combate, transmisiones  fuegos y zapadores. Tienen una dependencia funcional de una Jefatura que está subordinada directamente al General Jefe.

El resto de la preparación de la Brigada se centra en alcanzar aptitudes comunes a cualquier unidad ligera, haciéndose hincapié en el adiestramiento de las unidades en el combate en zonas urbanizadas y en todos aquellos escenarios de amplias superficies, límites indefinidos, espacios vacíos y riesgos multidireccionales. Las ya mencionadas características de descentrali­zación del mando y de fraccionamiento de las unidades, convierten a las unidades de montaña en unidades especialmente aptas para operar en estas situaciones.

Una vez alcanzados los niveles adecuados en los escalones Compañía/Batallón se está en condiciones de alistar cualquier organización operativa ordenada por el escalón superior: AGT, Batt/e Group, contingentes proyectables a las misiones en curso o cualquier otra que tenga como base las unidades orgánicas de una Brigada Ligera. Un adiestramiento del CG de la Brigada empleando al máximo los medios de simulación en servicio, garantiza la plena capacidad operativa de la GU.


MÁS ALLÁ DE LA CUMBRE

Si estamos convencidos que en la dificultad de las cosas se encuentra la satisfacción de los resultados, la preparación de las unidades de montaña encierra uno de los mayores atractivos que se puede encontrar en el ejercicio de nuestro oficio militar.

La adaptación progresiva al medio, la superación de riesgos reales que facilita la cohesión, la integración en un equipo sometido a los mismos avatares con independencia del empleo ostentado por sus componentes, la confianza individual desarrollada en la preparación, el orgullo de pertenencia al grupo tamizado por la grandiosidad de los escenarios en los que se opera, constituyen piedras sólidas en los que se asienta el componente moral de la capacidad de combate de las unidades de montaña.

De nada serviría un proceso coherente de procedimientos para alcanzar una potencia de combate consolidada si todos estos aspectos aludidos no se desarrollaran y exigieran de forma permanente  El liderazgo de todos los cuadros de mando  cimentado en el ejercicio constante de la iniciativa responsable, como consecuencia de la toma de decisiones rápidas sin poder acudir a los niveles superiores de mando, debido al habitual aislamiento de las unidades, constituye el referente clásico de la acción de mando en la BRCZM y el mayor atractivo para aquellos que sirven en ella.

En el futuro, sea cual sea la estructura orgánica que acoja a nuestras unidades de montaña, no deberemos obviar el valor de su preparación. Esta se basará en la componente ligera de su adiestramiento sin tener que adaptar ninguno de sus procedimientos para actuar de ese modo; en la capacidad de integración en estructuras superiores  en las que las características específicas de estas unidades «aporten valor» al conjunto, y en la capacidad de absorber refuerzos de unidades elementales que, mediante un adecuado programa de adaptación, podrían integrarse en agrupamientos tácticos de montaña.

Es de sobra conocido y empleado en nuestro acervo del oficio militar el axioma de que aquello que desaparece es difícil de crear otra vez. Las funciones de combate que se integran en la GU Brigada deberían mantenerse en la recientemente constituida Jefatura de Tropas de Montaña para que, sin apoyos externos, se pueda activar una organización operativa de su nivel de alta disponibilidad; permitiendo además, que las unidades orgánicas especializadas en la función de combate correspondiente, se constituyan como escalón básico en el que se desarrollen y validen los procedimientos específicos de su Arma en ambiente de montaña y de frío extremo.

Venancio Aguado de Diego. Teniente Coronel. Infantería. DEM.



12 sept 2013

EQUIPOS OPERATIVOS EN MONTAÑA

Reproducción de un interesante articulo publicado originalmente en la revista Ejercito en el año 2006.





INTRODUCCION

En el año 2004 la BRCZM ARAGÓN emitió una Norma Operativa (NOP) con el objeto de organizar y encuadrar unidades tipo patrulla, con capacidad de ser infiltradas en zona hostil a más de 20 kilómetros de las líneas propias, para localizar e informar de las actividades enemigas y en su caso realizar acciones de adquisición de objetivos de gran valor (HVT).

La exposición de motivos de la NOP decía así:

"Las nuevas Orientaciones del Combate en Montaña incluyen el empleo generalizado de unidades sutiles de muy pequeña entidad, tipo equipo o patrulla, a las que se les encomiendan acciones de información y de combate de elevado rendimiento en diversas situaciones tácticas a través de terreno montañoso de gran dificultad. La Fuerza de Maniobra y la propia Brigada de Cazadores de Montaña se encuentran en pro ceso de definición del sistema ISTAR en la que se implican todas las capacidades de obtención  elaboración y difusión de inteligencia propias y agregadas".

La finalidad que se perseguía era alcanzar la capacidad operativa de realizar acciones tácticas sobre objetivos de gran valor y de gran rendimiento (HPT) situados en terreno de montaña de especial dificultad o en zonas de frío extremo con pequeñas unidades sutiles especializadas.

Realmente, el concepto no era nuevo, pero se aprovechaba el impulso del Concepto derivado de "Inteligencia, Vigilancia, Adquisición de Objetivos y Reconocimiento" (ISTAR), y mientras se esperaba a que se completasen las dotaciones de otros materiales electrónicos de obtención y la dotación de la Unidad de Inteligencia, la Brigada de Montaña potenciaba sus capacidades en este campo, aprovechando a su personal, cuadros de mando y tropa, con amplia capacidad y experiencia en vida y movimiento en montaña en condiciones extremas.

Las Lecciones Aprendidas en conflictos como Afganistán nos remiten a la realidad que siempre caracterizó el combate en montaña: pequeñas unidades con iniciativa, maniobrando por las zonas más abruptas, en beneficio de los gruesos que operan a lo largo de una vía principal de comunicación.

Así mismo, "la reducción de fuerzas disponibles, la dispersión de medios, la amplitud del espacio de batalla hace necesario un incremento de las áreas de interés de Inteligencia y que, en consecuencia el jefe esté dotado de un sistema de inteligencia que le permita la aplicación selectiva, precisa y segura de fuerzas reducidas en los puntos clave para alcanzar el éxito de la misión". (Doctrina de Inteligencia 002-010 año 2003).

Este párrafo textual de la Doctrina de Inteligencia, es la clave que genera la necesidad de disponer de unos medios de obtención propios, para alimentar el ciclo de Inteligencia en el área de responsabilidad de la Brigada.

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ACCIONES ESPECIALES EN MONTAÑA

Para afrontar este reto, la Brigada de Montaña contaba ya con la existencia de la Compañía de Esquiadores-Escaladores (CEE) encuadrada en el Batallón del Cuartel General y con las Secciones de Reconocimiento (Esquiadores-Escaladores – SERECO) de los tres Batallones de Cazadores, así como de los elementos con alta capacidad de movimiento en montaña del Grupo de Artillería y de la Unidad de Zapadores. Por tanto, en la citada NOP, se diseñó una estructura de mando, la Jefatura de Acciones Especiales en Montaña (JAEM) y diversos Equipos Básicos (EB) en base a los Pelotones de Información de las unidades de reconocimiento antes citadas, para desarrollar aquellas acciones especiales que el Jefe de la Brigada requiriese.

Estas acciones son el conjunto posible de misiones operativas a cumplir en operaciones por los Equipos Básicos:

• Vigilancia discreta en el despliegue enemigo.
• Adquisición de objetivos, corrección del fuego y análisis de efectos.
• Control de Puntos de Interes (PIN) y Objetivos de Interes (OBIN).
• Reconocimiento sigiloso de punto e itinerario.
• Reconocimiento técnico.
• Acciones directas de apoyo a la maniobra.
• Neutralización de objetivos puntuales.
• Instrucción y Asesoramiento técnico y de combate en montaña.
• Acciones HUMINT, Contrainteligencia y Seguridad en Operaciones de Mantenimiento de la Paz (PSO).

Para alcanzar las capacidades necesarias para desarrollar estas misiones, durante los años 2004 a 2006, en el Programa de Instrucción Adiestramiento y Operaciones de la Brigada de Montaña se han incluido los siguientes objetivos de adiestramiento:

• Proporcionar seguridad y contra vigilancia en un área de terreno abrupto de montaña invernal que incluya pequeños núcleos urbanizados y bosques, mediante vigilancia y reconocimiento de zona, prolongado, sigiloso y a pie.

• Alcanzar posiciones, mediante la infiltración terrestre de Equipos Básicos para establecer vigilancia discreta continua sobre tres (3) PIN situados en tres (3) valles diferentes a más de veinte (20) km de la línea de contacto, durante cinco (5) días y recuperar posteriormente la unidad mediante su exfiltración a través de terreno nevado en condiciones de frío intenso aplicando técnicas de esquí o escalada.

• Realizar una incursión a pie a través de terreno abrupto de montaña y en condiciones de frío intenso aplicando técnicas de escalada o esquí durante la infiltración de la unidad, para observar y destruir un objetivo puntual de gran rendimiento (HPT) situado a más de veinte (20) km de las fuerzas propias y recuperar posteriormente la unidad mediante su exfiltración a pie o mediante su extracción por helitransporte, o de ambas formas.

• Infiltrar unidades hasta una distancia equivalente al alcance máximo eficaz de la artillería de campaña propia, para establecer vigilancia discreta continua sobre zonas concretas de un área de generación de peticiones de fuego situadas a cubierto de la observación de otros medios de adquisición propios con la finalidad de detectar objetivos de gran rendimiento (HPT), colaborar en los fuegos terrestres y aéreos, evaluar los daños y participar en el plan de obtención de Brigada, durante siete (7) días, y acogerse a las líneas propias mediante la ex-filtración.

De la lectura de estos Objetivos de Adiestramiento de los Equipos Básicos de acciones especiales se desprende, que los objetivos señalados, son de máximos, exigentes y de difícil ejecución.

Por otra parte, si la lectura se hace más sosegada, se observa que al fin y a la postre, todas los objetivos se alcanzan mediante una infiltración, una permanencia en terreno hostil prolongada y una exfiltración. Por tanto, con este ánimo deportivo, que caracteriza a un buen montañero, y una vez desenmarañado cuál era y es la Misión, la Jefatura de Acciones Especiales en Montaña (JAEM) basada en el mando y plana mayor del Batallón de Cazadores Montejurra (RCZM AMÉRICA 66) diseñó un plan de instrucción y adiestramiento para alcanzar las capacidades operativas iniciales y finales.

LA PUESTA EN MARCHA

Como se ha dicho ya, la Brigada de Montaña cuenta con excelentes cuadros de mando y tropa de amplia experiencia en operaciones y reconocidas capacidades de supervivencia y movimiento en montaña.

Además, contamos con la ventaja de disponer de un buen número de mandos que poseen la doble titulación, de mando de unidades de montaña y de operaciones especiales, esto hizo posible desarrollar un programa de adiestramiento completo, no solo de técnicas de movimiento e infiltración sino también de aquellas fundamentales para el cumplimiento de la misión, como la instrucción de inteligencia y de transmisiones.

Sin duda, la dotación y el tipo de equipo individual y colectivo a portar en cada misión, se declaró de forma inmediata, como un reto a superar. El peso medio del equipo a portear por cada individuo rondaba los cuarenta kilos. Además, la misión no tendría ningún valor, si no éramos capaces de trasmitir la información de forma completa y oportuna, así que descubrimos otro nuevo desafío, operar el radio-teléfono ligero TRC 3600 de alta frecuencia (HF), que nos permitiese enlazar nuestras pequeñas unidades infiltradas con el puesto de mando.

A lo largo de los años 2004 y 2005 desarrollamos diversos ejercicios internos de la JAEM y con el conjunto de la Brigada, obteniendo unos resultados aceptables pero por supuesto mejorables. De cada uno de ellos se extrajeron las correspondientes Lecciones Aprendidas, y como no podía ser de otra manera, la permanencia del personal y la continuidad en el mismo puesto táctico resultó la clave del éxito.

EL RETO

En diciembre de 2005, se ordenó a la Jefatura de Acciones Especiales disponer una participación de los Equipos Básicos en el ejercicio Cold Response 06, de las Fuerzas Armadas noruegas. En este ejercicio nuestros Equipos Básicos se encuadrarían, como patrullas de largo alcance, en la Compañía de Obtención del Batallón ISTAR de la 6ª División noruega.

Realmente, nuestra participación era un reto: el ejercicio Cold Response era el más importante para este año de las FAS noruegas, un ejercicio LIVEX, de doble acción, de marcado carácter multinacional, conjunto combinado. Se confirmó la participación de más de 10 países distintos, con especial relevancia de unidades de los ejércitos británico, francés, danés y sueco.

El escenario era impresionante: una península al norte de Narvik, por encima del circulo polar ártico (69° N 19° E) con grandes diferencias de nivel, laderas escarpadas con alto riesgo de aludes, combinadas con llanuras pantanosas. En invierno, primera quincena de marzo, con temperaturas medias entre los diez grados y los veinte grados centígrados bajo cero.

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En resumen, este ejercicio respondía a las exigencias que nos permitirían evaluar nuestro grado de adiestramiento. Y así fue. Tras diversos ejercicios previos llevados a cabo en el Pirineo, nuestra unidad se incorporó al Batallón ISTAR noruego, el día 6 de marzo, con una temperatura ambiente de -21°C. Tras varios días de entrenamiento, adaptación y coordinación de misiones, nuestras cuatro patrullas de largo alcance, fueron insertadas a más de ciento veinte kilómetros de las líneas propias.

Durante cinco días y medio estuvieron operando en condiciones extremas, sin apoyo exterior alguno, pasando información constantemente. Al ser un ejercicio LIVEX de doble acción, las fuerzas de oposición (OPFOR) contaban con tres unidades tipo Batallón, una de ellas con misión exclusiva de seguridad en retaguardia y localización de las patrullas infiltradas. El realismo en la ejecución del ejercicio era total. Como conclusión, todas las patrullas cumplieron las misiones de obtención ordenadas por el batallón ISTAR de la 6ª División. Y lo que es más importante, a pesar del ambiente hostil y las temperaturas extremas, no se sufrió ninguna baja.

CONCLUSIONES

Como se ha dicho, las necesidades de Inteligencia son cada vez mayores, por tanto los elementos de obtención para alimentar el ciclo de Inteligencia deben ser cada vez más y de mayor calidad. La aportación de los nuevos elementos electrónicos, sensores técnicos, UAV (aeronaves no tripuladas), radares de adquisición de objetivos y de vigilancia terrestre aportan unas capacidades excelentes de obtención.

Pero en numerosas ocasiones habrá que destacar a una patrulla, aislada, cuya supervivencia solo dependa de su instrucción y adiestramiento. La decisión no es fácil, prima el concepto de "bajas cero", y es difícil asumir la decisión de destacar a larga distancia un reducido grupo de nuestros soldados. No obstante, es preferible asumir el riesgo que implica este tipo de misión al que supondría dejar de vigilar una zona que, suponiéndose impracticable, finalmente fuera empleada por el enemigo para alcanzar sus objetivos, en detrimento de los propios.


ABREVIATURAS

BRCZM: Brigada de Cazadores de Montaña.
EB: Equipos Básicos.
EE: Esquiadores-Escaladores.
EOM: Equipo Operativo de Montaña.
HF: Hígh Frecuency (Alta Frecuencia).
HPT: Hígh-Payoff Target (Objetlvo de gran Rendimiento» ).
HUMINT: Inteligencia Clásica.
HVT: Hígh Value Target (Objetívo de gran Valor ).
ISTAR: Intellígence, Surveíllance, Target Adquísitian and Reconaísance (lnteliqencia, Vigilancia, Adquisición de Objetivos y Reconocimiento ).
JAEM: Jefatura de Acciones Especiales en Montaña.
LiVEX: Live Exercíse (Ejercicio Live.
NOP: Norma Operativa Particular.
OBIN: Objetivo de Interés.
OPFOR: Oposite Force ( Fuerz a de Oposición).
PIN: Punto de Interés.
PSO: Peace Support Operatíon (Operacíón de Mantenimiento de la Paz).
RCZM: Regimiento de Cazadores de Montaña.
UAV: Unmanned Aeríal Vehícle (Vehículo Aéreo no Tripulado).

 
 
Fernando Rodríguez Insausti.
Teniente Coronel. Infantería.

Revista Ejercito, nº 788, Noviembre 2006.





4 sept 2013

SERECO


La Seccion de Reconocimiento, SERECO, del Batallon Montejurra, RCZM "America" 66, es una unidad de esquiadores y escaladores que posee el mayor nivel técnico, todos sus miembros deben de tener el nivel mas alto en tropas de montaña, Guía de Montaña.

(*) Las Tropas de Montaña además de las capacidades propias de una unidad de infantería ligera, están preparadas para las operaciones en zonas montañosas: grandes desniveles, inclemencias meteorológicas, frío extremo, lo que hace necesaria una preparación específica física y moral. Este adiestramiento comienza con la Instrucción Técnica de Montaña.

Una primera fase en la que prima la teórica, con un temario que abarca la descripción y uso de materiales técnicos, los peligros de la montaña, etc.

Para adquirir el grado de Cazador de Montaña, el pilar básico de la formación de estos militares, se requiere cumplir una serie de requisitos, como son la consecución de tres “dosmiles” (cimas que superen los 2000 metros de altura), confección de la mochila en menos de 9 minutos, utilización de raquetas, superar 600 metros de desnivel en menos de dos horas, rappel y trepa, etc.

El siguiente grado en la formación de estos profesionales es el de Esquiador/Escalador (adiestramiento en estos procedimientos de progresión específicas en terreno montañoso) y ascender cumbres de 2500 metros.

El nivel de Guía de Montaña es otorgado a aquellos que superan los 84 días anuales de prácticas de esquí (incluyendo fuera pista), subir “tresmiles”, escalada y vida en montaña. (*) Texto estraido de una publicacion de www.warheat.com














Foto: Martin Iraburu


Foto: Martin Iraburu


Foto: Martin Iraburu


Foto: Martin Iraburu

Foto: Martin Iraburu

Foto: Martin Iraburu
Foto: Martin Iraburu
  
El pasado mes de Julio de 2013 la SERECO y el Batallón Montejurra realizó un sencillo y emotivo homenaje a los soldados caídos de la Compañía de Esquiadores Escaladores 51/LI. 

Desde aquí, los veteranos de dicha unidad, queremos expresar nuestra admiración, reconocimiento y gratitud a los hombres y mujeres del Regimiento de Cazadores de Montaña "América" 66.