18 sept 2013

La Preparación en las Unidades de Montaña

Imprescindible articulo publicado en la revista Ejercito en 2006. Necesario para conocer mejor la extraordinaria preparación de nuestras tropas de montaña.


«El valor puede, con frecuencia, ser un presente de la naturaleza, pero la paciente diligencia solo es el fruto del hábito y de la disciplina  Tanto se daban cuenta los romanos de la imperfección del valor sin adiestramiento y práctica, que el nombre de ejército fue tomado de la palabra que significaba "ejercicio". Los ejercicios militares eran el objeto importante y continuo de su disciplina  Los reclutas y soldados jóvenes recibían instrucción constante. Pero no era la edad o la veteranía de los soldados excusa para evitar la diaria repetición de lo que ya tenían completamente aprendido».

Que la preparación es importante, en cualquier organización militar, como actividad previa al posible empleo de los ejércitos lo demuestra la preocupación permanente, que sobre este  aspecto se ha mantenido a lo largo de la historia. Desde los caudillos militares de la antigüedad hasta los líderes militares del siglo XXI, todos han intentado mantener las capacidades de sus unidades, tanto en las pausas invernales entre campañas como con el empleo de los más sofisticados medios de simulación.

Las Unidades de Montaña, creadas con una fuerte vinculación al tipo de terreno que les da nombre, no han sido extrañas a esta constante. Desde sus albores con un personal reclutado entre la población de las zonas montañosas", hasta el día de hoy, empleando procedimientos y medios específicos en continua evolución, siempre han perseguido alcanzar un grado de preparación acorde con los requerimientos exigidos.

CONCEPTO DE LA PREPARACiÓN EN MONTAÑA

Si hay alguna unidad que se siente afectada de forma significativa por el medio en el que  desarrolla sus cometidos, esa es la Brigada de Cazadores de Montaña (BRCZM). De tal modo, que ese espacio geográfico sirve de referencia ineludible para la definición conceptual de sus procedimientos de actuación, el diseño de sus estructuras y las necesidades y capacidades de sus materiales.

Es obvio deducir, por tanto, que ese medio determina también cual debe ser la guía de adiestramiento a desarrollar por las unidades y el nivel de instrucción a adquirir por el personal. Destacándose en ambos el componente técnico de la preparación que no debe entenderse como el fin, sino como el paso ineludible para desarrollar las misiones operativas. La técnica es decisiva pero no es definitiva, es el cauce que permite acometer acciones en la montaña de contenido típicamente militar.

A partir de la instrucción y el adiestramiento técnico, el personal y las unidades se encuentran en disposición de ejecutar el adiestramiento orgánico. Una Compañía de Cazadores podrá llegar a un collado en perfectas condiciones técnicas  pero no cumplirá su misión si además no es capaz de desplegar en él.

Además, las características tradicionales de estas unidades: descentralización del mando y fraccionamiento de las unidades; la dureza de su preparación; los medios con los que está equipada y su orgánica, hacen de ella una excelente Brigada Ligera. Es decir, por analogía con otros escenarios en los que «el que puede lo más puede lo menos», manteniendo un grado de excelencia adecuado en el adiestramiento en montaña  tendremos una unidad ligera preparada. Por el contrario, una unidad ligera no se convierte en poco tiempo en una unidad dispuesta para operar en terreno montañoso, se requiere para ello una adecuación ambiental y un aprendizaje de procedimientos específicos en lo concerniente a la vida y el movimiento.


SIMBIOSIS TÁCTICA-TÉCNICA

Desde que, de forma sabia, las primeras unidades de montaña basaron sus capacidades en un alistamiento de personal en el que se conjugaba la zona de origen del individuo y la capacidad de sacrificio de una sociedad acostumbrada a penurias; hasta las unidades de montaña de hoy, insertadas en la sociedad del siglo XXI, en la que los aspectos deportivos de la preparación están acompañados de un componente de atractivo social, la simbiosis entre adiestramiento orgánico y preparación técnica ha sido permanente.

Actualmente, todas las unidades de la BRCZM deben estar preparadas para cumplir, en zonas de montaña y de frío extremo, las misiones tácticas propias de su arma y especialidad, deduciéndose tras el estudio detallado de la misión genérica a cumplir, el grado de preparación técnica a alcanzar. Con el fin de sistematizar esta formación, adecuándola además al Sistema de Instrucción, Adiestramiento y Evaluación (SIAE), la Norma Operativa en vigor en la BRCZM define unos niveles de adiestramiento relacionados con el empleo táctico de las unidades.

Estos niveles descienden hasta el nivel de mando necesario, debiéndose alcanzar por las unidades, en razón de su posible empleo y no de su similar entidad. Sirva un ejemplo: el nivel a alcanzar por una Compañía de Cazadores es el mismo que el de un equipo de Observador Avanzado (OAV) y que el de una Sección de Zapadores. La constitución de GT y S/GT para el combate debe tener en cuenta este extremo, ya que de no ser así, algunos elementos podrían convertirse en una rémora para el conjunto y cuestionar, desde el inicio, el cumplimiento de la misión.

Así, se definen tres niveles:

  • Cazador de Montaña
  • Esquiador-Escalador
  • Guía.


Todos ellos, desarrollados en detalle mediante el correspondiente listado de tareas individuales y de cometidos de unidades, se centran en las capacidades de vida y movimiento que se van alcanzando de forma sucesiva y en sus dos vertientes: estival e invernal  de tal modo que, en líneas generales, el alcanzar las aptitudes del nivel superior (estival o invernal) lleva implícito, como paso previo, el tener consolidadas las correspondientes de los niveles inferiores.

El nivel Cazador de Montaña  considerado como el común para todo el personal y las unidades de la BRCZM, es necesario para las unidades que se emplean exclusivamente por las vías de comunicación y sus proximidades. El nivel Guía es el correspondiente a las unidades cuyo empleo habitual se desarrolla en las zonas montañosas en las que se requiere una especialización máxima. "Deben tener un dominio consolidado para la vida, primeros auxilios y supervivencia en montaña estival o invernal, que garantice su empleo prolongado en las condiciones más extremas".

Entre los dos niveles citados, existe uno intermedio que deberá ser adquirido por el personal y las unidades cuyo movimiento se realiza sin el uso de vías de comunicación, en condiciones de frío extremo y por zonas de media dificultad montañosa. Se le ha denominado Esquiador-Escalador por ser habitual el empleo de estas técnicas y los materiales específicos para su ejecución'.

La evaluación de estos niveles se realiza mediante las correspondientes pruebas de aptitud individual y las de evaluación de unidades. Desarrolladas según los procedimientos genéricos del SIAE, para las pruebas de aptitud son los Jefes de Compañía y Batería los responsables de las de nivel Cazador; los Jefes de Batallón y Grupo para las de Esquiador-Escalador; y el General Jefe de la BRCZM para las de Guía de Montaña. En cuanto a la evaluación técnica de las unidades, esta se centra en los escalones Sección y Compañía, basándose la misma en la consecución de los cometidos genéricos asignados a dichas unidades, relacionados con la vida y movimiento en montaña.

Como se puede deducir, debido al componente estival/invernal que tiene cada uno de los niveles, los plazos de tiempo para adquirir las capacidades individuales superan el ciclo anual. Una referencia de planeamiento válida es considerar que el nivel cazador es adquirido en el primer año de compromiso del soldado y que el de esquiador-escalador se desarrolla a lo largo del segundo año. Además, este dato sirve, en líneas generales, para encuadrar al personal que se incorpora a la BRCZM.

Simultáneamente, se desarrolla el adiestramiento orgánico de las unidades, que se desenvuelven mediante la ejecución de los ejercicios fundamentales para la Brigada: Alfas de Combate para las unidades tipo Compañía, y Beta para el Batallón/Grupo. Siendo conveniente, si la disponibilidad de recursos lo permite, la ejecución de ambos en los dos escenarios, invernal/estival, durante el mismo ciclo anual. La evaluación correspondiente  siguiendo los procedimientos que se desarrollan en los Manuales de Adiestramiento específicos y la lista de cometidos que llevan aparejados, completa el proceso de preparación técnica y de adiestramiento orgánico.

Una particularidad orgánica de la BRCZM , desarrollada mediante norma operativa interna, ha sido la creación y constitución de los Equipos Operativos de Montaña, responsables de llevar a cabo acciones tácticas, tanto de información como de combate, que son realizadas con efectivos reducidos sobre objetivos de alto rendimiento y que se encuentran situados en el interior del despliegue enemigo, debiéndose aplicar para su consecución técnicas especializadas del mayor nivel en montaña. Se encuadran en todas las unidades orgánicas de la Brigada, y están especializados en información, combate, transmisiones  fuegos y zapadores. Tienen una dependencia funcional de una Jefatura que está subordinada directamente al General Jefe.

El resto de la preparación de la Brigada se centra en alcanzar aptitudes comunes a cualquier unidad ligera, haciéndose hincapié en el adiestramiento de las unidades en el combate en zonas urbanizadas y en todos aquellos escenarios de amplias superficies, límites indefinidos, espacios vacíos y riesgos multidireccionales. Las ya mencionadas características de descentrali­zación del mando y de fraccionamiento de las unidades, convierten a las unidades de montaña en unidades especialmente aptas para operar en estas situaciones.

Una vez alcanzados los niveles adecuados en los escalones Compañía/Batallón se está en condiciones de alistar cualquier organización operativa ordenada por el escalón superior: AGT, Batt/e Group, contingentes proyectables a las misiones en curso o cualquier otra que tenga como base las unidades orgánicas de una Brigada Ligera. Un adiestramiento del CG de la Brigada empleando al máximo los medios de simulación en servicio, garantiza la plena capacidad operativa de la GU.


MÁS ALLÁ DE LA CUMBRE

Si estamos convencidos que en la dificultad de las cosas se encuentra la satisfacción de los resultados, la preparación de las unidades de montaña encierra uno de los mayores atractivos que se puede encontrar en el ejercicio de nuestro oficio militar.

La adaptación progresiva al medio, la superación de riesgos reales que facilita la cohesión, la integración en un equipo sometido a los mismos avatares con independencia del empleo ostentado por sus componentes, la confianza individual desarrollada en la preparación, el orgullo de pertenencia al grupo tamizado por la grandiosidad de los escenarios en los que se opera, constituyen piedras sólidas en los que se asienta el componente moral de la capacidad de combate de las unidades de montaña.

De nada serviría un proceso coherente de procedimientos para alcanzar una potencia de combate consolidada si todos estos aspectos aludidos no se desarrollaran y exigieran de forma permanente  El liderazgo de todos los cuadros de mando  cimentado en el ejercicio constante de la iniciativa responsable, como consecuencia de la toma de decisiones rápidas sin poder acudir a los niveles superiores de mando, debido al habitual aislamiento de las unidades, constituye el referente clásico de la acción de mando en la BRCZM y el mayor atractivo para aquellos que sirven en ella.

En el futuro, sea cual sea la estructura orgánica que acoja a nuestras unidades de montaña, no deberemos obviar el valor de su preparación. Esta se basará en la componente ligera de su adiestramiento sin tener que adaptar ninguno de sus procedimientos para actuar de ese modo; en la capacidad de integración en estructuras superiores  en las que las características específicas de estas unidades «aporten valor» al conjunto, y en la capacidad de absorber refuerzos de unidades elementales que, mediante un adecuado programa de adaptación, podrían integrarse en agrupamientos tácticos de montaña.

Es de sobra conocido y empleado en nuestro acervo del oficio militar el axioma de que aquello que desaparece es difícil de crear otra vez. Las funciones de combate que se integran en la GU Brigada deberían mantenerse en la recientemente constituida Jefatura de Tropas de Montaña para que, sin apoyos externos, se pueda activar una organización operativa de su nivel de alta disponibilidad; permitiendo además, que las unidades orgánicas especializadas en la función de combate correspondiente, se constituyan como escalón básico en el que se desarrollen y validen los procedimientos específicos de su Arma en ambiente de montaña y de frío extremo.

Venancio Aguado de Diego. Teniente Coronel. Infantería. DEM.



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