La forma correcta de recoger y transportar heridos y enfermos es una de las partes más importantes del tratamiento de urgencia. De la actuación en este sentido va a depender en gran medida el ulterior pronóstico del herido.
Es esencial que se hagan las maniobras de una forma suave y delicada, ya que una maniobra brusca en una fractura cerrada puede convertirla en abierta, agravando considerablemente al herido; también, una fractura cervical, al ser movilizado de forma indebida, puede producir una muerte súbita.
Los puntos de actuación ante un accidentado son los siguientes:
- Observación del accidentado. Exploración sistemática (empezando por la cabeza y finalizando por los pies) y cuidadosa del cuerpo del herido, atendiendo fundamentalmente a investigar si sangra, si respira o si tiene alguna fractura.
- Cuidados generales in situ. Consisten en proporcionar los primeros cuidados al accidentado, restringiendo la actuación en lo que no se conoce y teniendo primacía la atención de las hemorragias y la práctica de la reanimación, en su caso, así como calmar el dolor intenso. Valoración de la evacuación. Antes de emprender el transporte se debe sopesar cuidadosamente el estado del lesionado, los medios disponibles de evacuación, la dificultad del itinerario a recorrer y las circunstancias climatológicas. Muchas veces convendrá más permanecer en el lugar del accidente que realizar un transporte en malas condiciones.
- Cuidados durante el transporte. Revisión de los remedios adoptados, aflojar torniquetes periódicamente, cuidados en el estado general del evacuado, etc.
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Para el transporte de heridos existen innumerables métodos improvisados para la evacuación, de los cuales señalamos algunos de ellos en las figuras:
IMPROVISACION DE CAMILLAS
Si es preciso trasladar un herido y no se dispone de camilla, siendo el trayecto largo eara realizarse a hombros o que las condiciones del herido no permitan este medio de transporte, se puede improvisar una camilla con medios que pueden encontrarse fácilmente:
Camilla de varas y manta. Se sustituyen los largeros de la camilla por ramas resistentes, tubos, etc., y el lienzo de la camilla por una manta.
Se extiende la manta en el suelo y se coloca una vara longitudinalmente en la mitad de la misma, doblándola a continuación. Se coloca la otra vara en el centro de la manta doblada y se hace una nueva doblez que cubra la vara; a continuación se deposita encima al herido, que, por su propio peso, impide que se despliegue la manta.
- Camilla de varas y chaquetas, guerreras, camisas (fig. 398). Se hace uso de dos prendas abrochadas al revés, de tal forma que quedan las mangas por dentro. Se pasan las varas a lo largo de las mangas, quedando formada una camilla improvisada.
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- Camilla de varas y sacos. Se practica una abertura en cada una de las esquinas del saco, metiendo lo que hace de laguero por la boca del mismo, para que salga por la trasera. Si los sacos son cortos, se pueden poner dos, uno a continuación del otro; o bien, si son de tejido poco resistente, se pueden también enfundar dos, uno dentro del otro.
- Camilla de tablas o puertas. Cualquier superficie plana de dimensiones apropiadas, como es una puerta, un tablero, una chapa, etc., puede servir de camilla improvisada.
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