17 may 2019

Cabo 1º


Hace 79 años que se creó, en el Ejército Español, el empleo de Cabo 1º, de hecho, en el año 2015 se celebró su 75 aniversario; empleo que algunos de los que habéis realizado el servicio militar obligatorio habéis ostentado y que se creó, entre otros, para atenuar la distancia existente entre el empleo de Cabo y el de Sargento.

Llevo tiempo queriendo rendir un pequeño reconocimiento a su figura, y fue ayer, durante una comida con compañeros de Unidad, cuando, destinados como Sargentos en la BRCZM XLI, recordábamos a aquellos Cabos 1º de reemplazo y el papel que jugaron en nuestra unidad. Destacábamos la voluntad de acceder, en un tiempo record, al empleo de Cabo Primero y lo que ello suponía en mi unidad, y seguro que también en la mayoría de unidades, traduciéndose en más responsabilidad, ejerciendo el mando y practicando con el ejemplo ante nuestros Cazadores y Cabos (cómo veréis, no me gusta emplear el término "tropa" ante soldados que se ganaron el empleo de "Cazador de Montaña").


Actualmente, ante un ejército profesional, alcanzar un empleo conlleva mucho más tiempo que en los años en los que las unidades se nutrían de personal de reemplazo debido al servicio militar obligatorio, con lo que conseguir la "tirilla" de Cabo Primero actualmente puede representar cuatro años para el ascenso a Cabo y seis años de Cabo; motivado, lógicamente, por la profesionalización, especialización, dimensionamiento y necesidades de nuestro Ejército, pero, todo hay que decirlo, los que llevasteis el galón en esos años durante vuestro servicio militar, fuisteis y debisteis actuar, al igual que ahora, como lo que se espera de un Cabo Primero.


Los Suboficiales de mi Unidad lo teníamos claro, pues todos los Cabos que se presentaban para el ascenso a "Primero" sabían que les iba a cambiar el status y el trabajo durante lo que les restaba de servicio militar, y con ello quiero reconocerles el mérito a asumir tal empleo y al trabajo realizado. Nuestra Unidad, cómo las vuestras, al formar parte de la élite del Ejército de Tierra como Unidades de Montaña, estábamos en constante movimiento y adiestramiento, con ejercicios tipo Compañía, Batallón, Brigada, División, así como las propias salidas para adaptarnos a nuestro medio natural: la montaña; recordaréis las vida y movimiento en montaña en fase estival e invernal, cursillos básicos, etc.. y si a ello le añadimos los servicios propios de la Base, servicios de semana o cuartel, guardias de Base, y el número de mandos profesionales y efectivos por Compañía, la necesidad del apoyo de los Cabos Primero se hacía necesaria.


Sus cometidos, al mando de equipos o escuadras, auxiliando a un Sargento al frente de un Pelotón, cuando el Sargento, por falta de suboficiales de empleo superior, debía desarrollar otros cometidos, como Jefe de Sección, o auxiliar de la Compañía, etc..implicaba, para nuestros Cabos Primero, ejercer el mando efectivo ante los Cazadores de la Compañía, apoyándose en sus Cabos; ejercer el mando de uno o varios de nuestros vehículos de transmisiones si salían en apoyo de otras Unidades; actuar, como segundo, al frente de la Sección de Líneas (telefonía) de la Compañía, y realizar servicios de cuartel en la Compañía o de segundo de la guardia cuando entraba como jefe de la guardia un Sargento.

Y puedo constatar que los Cabos Primero que tuve en mi Compañía, realizaron estas y otras tareas con verdadera profesionalidad y a la altura de su empleo.


Para nosotros su papel fue esencial en la gestión del mando de la Compañía y el que asumieran estos cometidos implicó, entre otros, que tuvieran un reconocimiento como mando intermedio entre el Suboficial y el cazador, por lo que en las salidas al campo disponían de una tienda de campaña propia y comían con los Suboficiales y Oficiales de la Compañía, ya que, como no podía ser menos, estaban realizando funciones de mando, auxiliándonos a nosotros, por lo que considerábamos que debían formar parte del staff de mando de la Compañía o Sección.


Han pasado muchos años ya desde que se suprimió el servicio militar obligatorio, hoy un Cabo Primero de nuestras Unidades de Montaña es un verdadero profesional en su cometido, curtido en el mando de los Cazadores y/o esquiadores que tenga en su escuadra o pelotón, formado en técnicas de liderazgo y ha accedido al empleo tras años de servicio y un concurso-oposición; pero eso no quita para que, desde estas líneas, quiera reconocer a todos los Cabos Primero que, en cumplimiento del servicio militar o cómo voluntarios, sirvieron en nuestras Unidades de Montaña, asumiendo en un tiempo record un rol de mando ante compañeros del mismo u otro remplazo que, cómo ellos, vinieron a nuestras unidades a realizar el servicio militar obligatorio, fruto de las necesidades del Ejército en aquellos años en que se disponía de poco tiempo para la instrucción básica y especializada, y que se requería cubrir los distintos empleos de cabo y cabo primero de forma rápida.


Para todos los que dentro de este grupo habéis servido como Cabos Primero, así como en especial recuerdo a los que sirvieron conmigo, mi reconocimiento y mi saludo.

"La Montaña nos une".

Jaime Serna
Sargento (Retirado) BING XLI (BRCZM XLI)






4 may 2019

Vida y movimiento en montaña invernal (4)




Esta marcha, como las demás, fue muy dura. ¿Que recuerdos tengo?

El inicio de la marcha se complico porque la nieve se pegaba a los antideslizantes, tuvimos que parar y dar cera. Se mejoro la marcha pero seguía pegándose la nieve.

Esta foto es de aquella marcha. Yo soy el que sostiene un esquí en cada mano al fondo.

Poco a poco fuimos cogiendo altura hasta llegar a una zona donde otros compañeros (los conejos) habían montado un vivac, o sea, los iglús ya estaban hechos, trabajo que nos ahorraríamos.

La marcha final hasta la cumbre la realizamos con crampones, y los esquís los llevamos al hombro, así aplicábamos otra técnica.

Cuando llegamos a la cumbre emprendimos el regreso esta vez esquiando, y este es uno de los mejores recuerdos que tengo de aquellas maniobras: esquiar cruzado toda la falda de la montaña,  y aunque bajo nosotros había un abismo que parecía no tener fin (si te caías seguramente te matabas), la sensación fue indescriptible... la velocidad, el riesgo...

¡Que bajada, como disfrutabas!

Lo mejor de todo, la bajada llegaba hasta el vivac.

Nos repartimos por los iglús y preparamos la comida: filete en crudo para freír y sopa de sobre. Hicimos la cena dentro del vivac.

Después de prepararnos para dormir (ropa y agua dentro del saco) nos metimos en los sacos y nos dispusimos para dormir, pero era imposible. Una gota de agua caía continuamente sobre mi saco. Como estábamos en silencio, hacia un ruido molesto que no te dejaba dormir.

Tuve que recurrir al poncho y extenderlo sobre el saco para que este se mojara lo menos posible.

Entre una cosa y otra, dormir, poco.




Al día siguiente emprendimos el regreso al refugio. Como siempre, llegamos llorando. Era una mezcla de la alegría por llegar y la fatiga por la larga marcha y el peso de aquellas mochilas. Solo los que lo han vivido puede saber de que estoy hablando.

El Teniente que estaba al mando solía poner a mi patrulla al final. Siempre eramos los últimos o penúltimos, recogiendo a los rezagados, animándolos a seguir. Ir al final ademas te supone un cansancio adicional pues nunca puedes coger ritmo. Un infierno.



Continuara...

J.Florencio, 2º/84