26 jul 2019

Curso de Esquí de 1985 (2)

CURIOSIDADES SOBRE EZCARAY



El Río Oja.
Cerca de nuestro cuartel estaba uno de los puentes sobre el río Oja, que da nombre a la región ¿a que algunos no sabíais esto? 




La vuelta ciclista a España.
Desde Ezcaray hasta la estación de esquí de Valdezcaray transcurre una etapa  de la vuelta ciclista, la contra-reloj  de montaña, por el mismo trayecto que cada mañana hacíamos en los camiones que nos llevaban a las pistas.

En dos ocasiones ese camino se vio cortado a los vehículos por avalanchas, por lo cual el camino lo hicimos foqueando (marcha nórdica), una vez desde el mismo cuartel y otra desde el punto hasta el que podían subir los camiones, no hasta el aparcamiento, si no (ya puestos) hasta el San Lorenzo, cima mas alta de la Sierra de la Demanda.

Cima del San Lorenzo

Podemos decir que los que hicimos ese curso, también nos hicimos una etapa de la vuelta. 

La Culitos.
Era una de las profesoras de esquí de la estación (para civiles), muy guapa, e imagínense el porqué del apelativo al verla enfundada en sus ajustados pantalones de esquí, pero..., como nos advirtió uno de nuestros Sargentos, antes de ir al curso: Oiréis mucho sobre La Culitos, pero que sepáis que es la novia de uno de los mandos de las unidades que acudirían al curso, así que cuidado con lo que decís, y donde lo decís.

Supongo que la relación entre Ezcaray y los Oficiales y Suboficiales que acudían periódicamente al curso era muy estrecha, y si se hiciera un estudio sobre las parejas que allí surgieron, nos  sorprenderíamos.

Una noche de sábado, disfrutando del fin de semana, en uno de los locales de noche de la localidad, nos encontramos con los antiguos Sargentos de la Compañía, Argisjuela y Campos, ya Tenientes. Fue inesperado, pero pensando un poco, lógico.


El piso de alquiler.
Era tradicional alquilar un piso en Ezcaray, entre varios soldados, para las salidas diarias y los fines de semana.

En el podíamos ducharnos adecuadamente, descansar y pasar los fines de semana. 

Eso si, había que hacerse la comida y limpiar, sobre todo si te advertían los propietarios tras comprobar como lo dejamos alguna vez. Corramos un tupido velo.

Recuerdo los calamares fritos que nos hizo un (casi) paisano mio, al estilo de Almería, rebozados en harina, solo harina.


La marcha.
Me refiero a la diversión. Pufffff..., muchas veces he dicho que ese periodo en nuestra mili era como unas vacaciones, y en Ezcaray había muchos sitios y el ambiente para desmadrarse. Pero nada de lo que cuente sirve para describirlo, había que vivirlo.


El Cuartel.
Se puede apreciar perfectamente la diferencia entre su estado actual y el que tenia cuando se hacían los cursos.


Este edificio en la actualidad, ahora muy reformado, fue nuestro antiguo cuartel.


Se empezó a utilizar en 1977, y fuero soldados de mi compañía los que lo habilitaron para ser usado como vivienda.

Hubo un proyecto de hacer un cuartel nuevo en Ezcaray, pero finalmente no se llego a nada por la oposición de los políticos a todo lo que fuese militar, muy de la época. Esto es lo que se decía por radio macuto.

¿Quien perdió mas? no lo se, pero unas 400 personas, durante dos meses en invierno, le daban mucha vida, y no digo nada a la estación de esquí.

Creo que el curso de 1985 debió de ser el ultimo (este asunto me gustaría que alguien me lo ratificara), o uno de los últimos, que se realizo en Ezcaray. Por lo que se, en 1986 se realizo en Belagua (Navarra), después se volvió a Reinosa (Cantabria), y en los últimos tiempos se realizaba en Cerler (Huesca).



Continuara...


J. Florencio, 2º/84




Puedes leer también:


19 jul 2019

El Curso de Esquí de 1985

Cuartel en Ezcaray

Eran principios de Enero de 1985 y en Pamplona cayo una gran nevada,…,histórica. 

Podíamos esquiar en el campo de maniobras del cuartel, eso hizo que no se realizara la habitual instrucción sobre el manejo de los esquís en las cuadras, sobre la paja.

Lecciones en las cuadras, cuartel de Aizoain.

Siempre me había preguntado el ¿Por qué? de ese mote con el cual nos denominaban las otras unidades: pingüinos (nosotros los llamábamos a ellos pistolos). La primera vez que me puse los esquís y salimos del cuartel lo comprendí.

Henos aquí, todos los esquiadores moviéndonos por la plaza de armas con los esquís puestos, andando como pingüinos, torpemente y con cuidado de no caernos.

Una vez en el campo de maniobras la primera lección fue… como caerse. Siguieron la vuelta Maria, subir, bajar en cuña, hacer giros, el paso patinador, etc.

Así estuvimos los días previos a viajar hasta la estación de esquí de Valdezcaray, en la riojana Ezcaray, Sierra de la Demanda.

La estación, según nos contaron los veteranos, no se caracterizaba por la abundancia de nieves, sino por la cantidad de piedras que te encontrabas cuando esquiabas.

Conocía la estación de esquí de Sierra Nevada, Sol y Nieve, de hecho una semana antes de incorporarme al servicio militar estuve con unos amigos allí, para hacer montañismo, subir El Veleta.

Para mí fue una decepción pues esta estación consistía en un edifico donde estaba el restaurante autoservicio y una serie de remontes, la mayoría tele-esquíes. A la estación se subía a través de un telesilla en el aparcamiento de la carretera, sin urbanización ni nada por el estilo, muy diferente de la estación granadina, todo un emporio del turismo de nieve.

Telesilla que sube hasta la estación de esquí

El viaje de Pamplona a Ezcaray se hizo en los habituales camiones de la Compañía de Transportes de la División, con todo el confort que ello comporta.

El viaje se inició muy de mañana, fría y muy nublada. Las carreteras, aunque practicables, estaban nevadas, cosa que se acentuaba cuando atravesamos determinadas zonas.


Ezcaray.
Es la localidad a la que nos dirigíamos. Nuestro cuartel era una muy vieja fábrica de muebles, en un estado manifiestamente mejorable, acondicionado para albergarnos.

¿Estrecheces?, todas las imaginables: literas de tres alturas, menos de medio metro de separación,  subir,  bajar o vestirse había que hacerlo de lado…, una proeza.

Bueno, estábamos acostumbrados.  En el campamento El Carrascal había más espacio, pero las condiciones eran similares. Nada que ver con los lujos del Refugio General Garrido en Belagua.


¿Cómo es Ezcaray?

Calle de Ezcaray

Muy bonito, con calles con soportales para protegerse del clima y sobre todo, mucho vino, y muy barato. Ideal para los soldados, que no nos caracterizábamos por poseer mucho de él.

La combinación perfecta para que la primera salida del cuartel se convirtiera en todo un aquelarre. Todos los que lo vivimos no podremos olvidar jamás aquella formación nocturna en la cual la posición de firmes era imposible de mantener. A nuestros mandos sorprendidos, sin saber qué hacer, ninguna orden era obedecida. Todos, absolutamente todos, estábamos disfrutando de una anormal alegría. Nuestros mandos, ante la imposibilidad de controlar la situación, optaron por la sabia decisión de que subiéramos a los dormitorios y “durmiéramos la mona”. Qué noche la de aquel día.


Uniformidad.
Para salir de paseo o fin de semana no se usaban los zapatos con el traje de bonito, se usaban las botas de 3 hebillas (estaba todo nevado). Tampoco se usaba la gabardina 3/4, nos poníamos el chaqueton 2/4. Esto ocasiono algunos problemas con la Policía Militar a los que fueron a sus casas de permiso el fin de semana.

Los bollos preñados.
Todas las mañanas se nos suministraba un bollo preñado, es decir, un bollo que sé cocinaba con un chorizo en su interior. Eran las barritas energéticas de la época. Normalmente se guardaba para las pistas.


Las duchas.
Qué momento… En verano, durante el curso de escalada, hacer cola al aire libre no ocasiona ningún problema mientras esperabas a entrar en las duchas portátiles que apoyo logístico nos instalaba. Esas en las que tienes que lavarte muy deprisa.

Aquí, era invierno y hacia mucho frío. Las duchas estaban en el patio y allí estábamos, unos 300 soldados, haciendo cola, al aire libre y con espectadores desde los edificios cercanos. Que momentos.


Las guardias.
El cuerpo de guardia estaba a la entrada del cuartel. Las garitas, por la noche, duraban una hora y disponíamos de unos grandes capotes para combatir el frió, pero la principal arma para luchar contra el frío nocturno era…, siiiii, esa en la que todos pensáis: EL CARAJILLO.



Gran invento popular que cada noche era suministrado en cálidos termos de grifo y era recibido con aclamación y  jolgorio por los que teníamos que hacer la guardia.


La Patrulla.
Uno de los mejores recuerdos que guardo de Ezcaray fue cuando me toco hacer la patrulla nocturna. Andar por las solitarias calles solo con el ruido de tu pisadas cuando rompen la nieve, no tiene precio.


La vaquilla.
Tradicionalmente se soltaban unas vaquillas en un recinto cerrado del cuartel. Recuerdo al Teniente Cerezo con montera, o algo parecido , envuelto en un capote, que debía de ser una de las mantas del ejército.



La diversión duro poco pues la vaquilla se escapó del recinto, y ahí nos tienes a todos tras la vaquilla, muertos de la risa, buscándola por el pueblo…

Junto a un helicóptero en el patio. Ese día estábamos de guardia.


J. Florencio, 2º/84


9 jul 2019

La Linea P en Navarra

LA ORGANIZACIÓN DEFENSIVA DE LOS PIRINEOS EN NAVARRA




Preámbulo

Quien se haya acercado a los Pirineos, sea con la intención de ascender a cualquiera de sus emblemáticas cimas o simplemente con el ánimo de pasear con la familia recorriendo uno de los senderos que nos aproxima a la frontera con Francia, se habrá dejado sorprender por alguno de los numerosos búnkeres que pueblan el lado sur de la muga navarra. Desde las dolinas y simas de la kárstica Sierra de Larra hasta el ondulado paisaje de verdes colinas de Bera y Otsondo, pasando por los hayedos de Irati, la muga fronteriza aparece salpicada de pequeñas fortificaciones, restos de nuestra historia contemporánea, que lo son ineludiblemente también del Pirineo y, por ende, de España. Fortificaciones que inevitablemente habrán de despertar nuestra curiosidad. 

Y esta es precisamente la finalidad del presente trabajo, mostrar al curioso lector, experto montañero,  sencillo excursionista, al erudito historiador, y, ¿por qué no?, al público en general, la historia de nuestros búnkeres.

¿Qué son, por qué están ahí, para qué sirven o sirvieron? ¿Cuántos y dónde se localizan? Y presentarlo del modo más atractivo que hemos encontrado, recorriéndolos de un modo fácil, cómodo y apetecible.

Presentaremos a continuación varios recorridos por el Pirineo navarro, entrelazando diversas obras defensivas, escogidos aquéllos por la belleza del entorno y la accesibilidad de la ruta (aptos para todos los públicos) y seleccionando las fortificaciones según su estado de conservación, ubicación y finalidad.

Así nos adentraremos entre las hayas de Quinto Real para descubrir un nido de ametralladoras, ascenderemos por el valle de Urquiaga o la regata de Irurita para estudiar un asentamiento de mortero o de cañón antitanque, nos asomaremos a los riscos de Belagua para otear la panorámica desde un observatorio, nos perderemos entre las galerías de un abrigo de Sección en Erratzu.

De modo es que el trabajo se ha realizado aprovechando los ejercicios y marchas que hacen las unidades del Regimiento para completar su instrucción y adiestramiento en el conocimiento de la montaña, prácticas de topografía, preparación física, endurecimiento y liderazgo. 

Esta primera búsqueda nos obligó a tomar conciencia de la magnitud del proyecto, pues enseguida reparamos en que nuestros 50 búnkeres no son sino una insignificante aproximación a la realidad de la Organización defensiva de los Pirineos en Navarra; realidad que debería abarcar 1.814 obras de fortificación, dato que constatamos merced a la colaboración prestada por el Archivo General Militar de Ávila, y al que desde aquí agradecemos su apoyo.

Pues bien, tras una fase de estudio en los fondos del Archivo, nos dispusimos a localizar todas y cada una de las obras. Nuestro trabajo de campo arrojará un resultado de 221 búnkeres localizados. ¿y por qué no 1.814? Simplemente porque muchos no se llegaron a construir, otros fueron demolidos según necesidades de infraestructuras o por el propio Ejército, y otros, la propia naturaleza los sepultó o hizo impracticable su localización. Pero de todo esto nos ocuparemos más adelante. Cada cosa a su tiempo. 


El marco historico

Nos ubicamos en el verano del año 1937. El curso de nuestra última guerra civil nos sitúa próximos a finalizar la denominada como Campaña del Norte y la República aún mantiene la frontera francesa correspondiente a parte de Aragón y Cataluña. Los nacionales sienten la necesidad de controlar ese flanco norte en su avance hacia el este, previendo posibles infiltraciones de republicanos huidos a Francia o ataques en fuerza desde el norte, como de hecho ocurrió más adelante (sucesos de los valles de Roncal, Roncesvalles y Arán en octubre de 1944). Se inician entonces los planes y el estudio de la posible organización defensiva del Pirineo. 

Finalizada ya la contienda fratricida e iniciada la conflagración mundial, se da en 1940 la orden de inicio de los trabajos reforzando la fortificación en la zona de Irún (línea Vallespín), en ese momento limítrofe con la Francia ocupada por los alemanes, y continuando con el resto en octubre de 1942. Sin embargo no será hasta noviembre de 1943, momento en que España adopta la posición de estricta neutralidad, que se acomete definitivamente el proyecto. 



En suma, aunque se llevó a cabo una planificación defensiva, nunca quedó definido contra quién habría de protegerse, variando el enemigo en función de las circunstancias; la opinión más extendida es que inicialmente sería contra las fuerzas republicanas y el maquis, más adelante contra una invasión alemana, y, a la postre, del posible avance aliado hacia el sur.

Pero, ¿en qué consistía el proyecto? La organización defensiva del Pirineo implica una línea de 450 km de longitud, desde Port de la Selva hasta Fuenterrabía, desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico.

Apoyándose en la barrera natural de la cordillera pirenaica se planifican una serie de posiciones defensivas (búnkeres) ocupadas con fuerzas regulares y unos obstáculos apoyados en el propio terreno que deberían ser batidos por el fuego de las armas y unos planes de destrucciones y obstaculización sobre las principales vías de penetración. Todo ello, en su conjunto, más las operaciones inherentes para llevarse a cabo la defensa, constituyen la Organización Defensiva del Pirineo. El esfuerzo conllevará la adecuación de carreteras y pistas además de los implícitos trabajos de ingeniería y fortificación.

Las labores de construcción se llevaron a cabo bajo duras condiciones de trabajo atendiendo a su ubicación en la montaña, alejada en muchos casos de núcleos de población con escasas vías de comunicación, viviendo por tanto en tiendas de campaña y soportando muy bajas temperaturas y una adversa climatología; además, al menos en sus inicios, sin disponer de herramental y maquinaria pesada.

Las Unidades regulares que intervinieron en su construcción fueron el Regimiento de Fortificación nº 1 (1938-43) que se creó al efecto en Pamplona en base al reemplazo de 1928; los Regimientos de Fortaleza nº 1 (1943-60) y nº 2 (1947-60) dedicados a la realización de obras de fortificación y trabajos de pista, conservación y vigilancia; y el Regimiento de Zapadores nº 5 integrado en la División de Montaña "Navarra" nº 6 y que realizó sus prácticas en Aizoain, donde actualmente todavía se conservan 4 búnkeres. 

Para abordar el proyecto, la línea pirenaica se organiza en 3 sectores (oriental, central y ... occidental) correspondientes a la frontera catalana, aragonesa y vasco-navarra respectivamente; éstos se dividen a su vez en 18 subsectores y 166 núcleos o centros de resistencia sucesivamente, correspondiendo 93 a Cataluña, 20 a Aragón y 53 a País Vasco y Navarra. Se observará que la menor proporción recae sobre el Pirineo Central, aquél que por más abrupto Y por su complejidad ortográfica ofrece mayores zonas pasivas que impiden o limitan enormemente el movimiento, mientras que los sectores este y oeste brindan más y mejores accesos, esto es, vías de penetración hacia el sur.

De modo que nuestro trabajo abarcó sobre el papel  las 1.814 obras de fortificación ya mencionadas, organizadas en 42 centros de resistencia (en adelante CR) y 4 subsectores.

Para finalizar esta introducción histórica mencionaremos que la descrita línea defensiva vino a conocerse popularmente y de modo equívoco como Línea P (habrá de entenderse que P por Pirineos), acaso por añadir un rasgo novelesco de nombre en clave o de secretismo a toda la historia, sin que ello tenga ninguna base documental contrastada.


La organización defensiva

Entraremos ahora en el detalle y descripción de las posiciones defensivas, sus características, los tipos de armas que debían alojar, para qué servían, número de personal que necesitaban éstas, finalidad de su ubicación, etc.

Tornaremos corno referencia el centro de resistencia (CR) para iniciar nuestra exposición. 

Corno ya indicáramos, 42 en el Pirineo navarro, y cada uno de ellos organizado en distintas obras de fortificación: asentamientos de fusil ametrallador, ametralladora, mortero, cañón anti tanque, antiaéreo; deberá contar además con un puesto de mando, uno o varios observatorios, diversos abrigos para el descanso del personal que atendía la defensa y depósitos de munición, víveres y material. Obviamente, éste sería el caso más completo, ya que ni todos los CR dispusieron de todos los elementos enumerados, ni todos ellos se han conservado. Así, el CR dispondrá de una media de 34 obras y una dotación de aproximadamente 500 hombres, cuya entidad equivale a una Unidad militar tipo denominada Batallón. Y aunque en algún momento se describió la organización defensiva como una línea esto dista mucho de ser exacto por cuanto que las distintas posiciones se encuentran desplegadas en profundidad dentro del CR, y éstos a su vez dentro del subsector al que pertenecen. 

Recordemos que la finalidad es detener el avance sobre una vía de comunicación.

Precisamente porque se trata de una posición defensiva, normalmente el búnker se encontrará enmascarado -escondido o camuflado- en el terreno y la vegetación, y con el transcurso de los años, todavía más, hasta que en muchos casos haya sido completamente sepultado, sin dejar más rastro que un simple túmulo.

En la construcción de las obras más importantes (asentamiento, abrigos y puestos de mando) se empleó el hormigón armado, mientras que muchos de los simples pozos de tirador que daban cobertura y protección a los asentamientos de las armas colectivas (ametralladoras, cañones, etc.) fueron simplemente excavados a pico y pala en el terreno, así como los ramales o pasillos que los enlazaban, de modo que es fácil deducir que la inmensa mayoría de estas últimas obras defensivas no hayan superado el paso del tiempo y el inexorable avance de la naturaleza.

Exponemos a continuación las particularidades de cada obra de fortificación: 


Asentamiento de fusil ametrallador y ametralladora.

De planta circular o cuadrangular, de aproximadamente 4 m2 y un pasillo de acceso. Cuenta en su interior con varios vanos para alojamiento de munición y una o dos troneras o ventanucos orientados hacia la dirección o direcciones a cerrar -cubrir por el fuego- disponiendo de una "banqueta" central para colocar el arma.



Asentamiento de mortero.

Puede ser de dos tipos, de 50 mm o de 81 mm, siendo el más común éste último. Obra de planta cuadrangular, lleva adosado en el exterior una plataforma horizontal con una banqueta circular elevada de unos 3 m de diámetro para el asentamiento del mortero. El refugio para el personal (que es también depósito de munición) y el asentamiento están unidos por un pasillo y escalera. 

Asentamiento de ametralladora antiaérea.

Similar al anterior, el asentamiento del arma es un espacio normalmente semicircular pero que no suele disponer de plataforma elevada. Para permitir el tiro antiaéreo se localizan en posiciones elevadas y libres de obstáculos en todas direcciones, estando el refugio por debajo del nivel del asentamiento. El pasillo que une ambos, en pendiente, es más amplio y rectilíneo.


Asentamiento de cañón contra carro o anti tanque.

Planta alargada, mucho más espacioso que los anteriores debido a las dimensiones del cañón y a la necesidad de introducirlo rodando en la posición y maniobrarlo dentro. 



Observatorio y Puesto de Mando.

Su forma y dimensiones son muy variables, en función de la importancia del sector a defender y siempre construidos en los puntos más elevados. No se trata de una obra defensiva sino de un lugar desde el cual observar y dirigir las acciones de la defensa. 


Refugios o abrigos.

Servían de lugar de descanso a la guarnición que ocupaba las posiciones. Habida cuenta del ambiente de montaña, eran de suma importancia para protegerse de las inclemencias del invierno. Consistían en una gran galería excavada en la propia roca y siempre a retaguardia de las posiciones defensivas. 


Depósitos de munición, víveres o material.

También a retaguardia, construidos en grupos de tres galerías unidas.



Fortaleza.

Se trata del caso más completo, preparado para alojar varias ametralladoras y una Unidad de entidad Sección. 



Pozo de tirador fortificado.

De planta circular y 1 m aproximadamente de diámetro por 1,2 m de profundidad. 




Los recorridos que presentamos a continuación han sido escogidos en base a los mencionados centros de resistencia (CR) que obviamente coinciden con zonas claves del terreno, No olvidemos que se trata de una organización defensiva, de modo que esta zona clave cierra una vía de penetración, es decir que normalmente incluye un paso de montaña (puerto o collado), una o varias vías de comunicación (carretera, pista, camino o senda) y alguna altura dominante (colina, peña o loma) desde la que controlar el área de responsabilidad de defensa asignada al CR. 

Se ha tratado que cada recorrido incluya además todos los tipos de fortificación que ya hemos estudiado, seleccionando los más accesibles y en mejores condiciones de conservación, que nos permitan visitar el interior de forma cómoda y segura, comprender su función e interpretar su misión táctica. Por supuesto el recorrido está diseñado para permitir su aproximación en vehículo, el aparcamiento del mismo y el acceso hasta los búnkeres de forma fácil y cómoda.

Recorrido nº1: Collado de Urquiaga Oeste.
Recorrido nº2: Collado de Urquiaga Este.
Recorrido nº3: Quinto Real. 
Recorrido nº4: Alkurruntz y el Puerto de Otsondo
Recorrido nº5: Puerto de Ibañeta y Guirizu. 
Recorrido nº6: Collado de Eskisaroi. 
Recorrido nº7: Erratzu y el Puerto de Izpegi. 



Consejos prácticos. 10 reglas básicas para salir al monte.

Todos los recorridos discurren por parajes de montaña media, de incomparable belleza, pero montaña en todo caso, por lo que, para aquellos exploradores menos avezados en la práctica de esta actividad, nos hemos permitido incluir algunos consejos. Únicamente, insistimos, indicaciones muy básicas de seguridad a tener en cuenta siempre que vayamos a salir al monte, sin ningún ánimo de preocupar a nadie, se plantean para prevenir posibles despistes o accidentes que en montaña podrían resultar fatales. Quizá parezcan muy simples y lógicos, pero por desgracia su incumplimiento es lo que provoca los accidentes. 
  1. No salir nunca solo.
  2. Planificar la jornada antes de salir: horario, previsión meteorológica, itinerario, equipo y material a llevar, etc. 
  3. Dejar dicho (amigos, familiares, etc.) cuáles son nuestras intenciones (al menos, lugar al que nos dirigimos).
  4. Vestir ropa adecuada al esfuerzo a realizar y la zona en que me vaya mover. Por ejemplo, a pesar del calor, será conveniente vestir pantalón largo, evitaremos problemas con zarzas y ortigas, máxime en el caso que nos ocupa. 
  5. Llevar un teléfono móvil y baterías de repuesto. 
  6. En la mochila, siempre algo de agua y algún alimento (frutos secos, chocolate, barritas energéticas). Un bastón siempre viene bien en las bajadas, para acceder al interior del búnker, etc. 
  7. Prever algo de ropa de abrigo (aunque sea verano) y prenda para la lluvia (impermeable ligero). También proteger la cabeza (gorra en verano y gorro de lana en invierno), En el coche dejar ropa seca de repuesto. 
  8. Emplear cremas foto protectoras (piel y labios). Protegen del sol y del frío. 
  9. Atención a los días de viento (incluso en verano) especialmente cuando éste sopla del noroeste trayendo la niebla y provocando la desorientación. 
  10. En el caso de querer explorar el interior de algún búnker, recordad llevar linterna. Aconsejable tipo frontal que nos libera las manos.


Conviene recordar que si bien en el mes de octubre el bosque presenta un espectáculo de colores y la temperatura es normalmente idónea para la marcha, también es la época propicia para la caza de la paloma, atención pues en las divisorias y en las proximidades de los puestos. 

Por último, una llamada de atención relativa al escrupuloso respeto al medio ambiente , evitando dejar restos de nuestro paso o basuras de cualquier tipo, y por supuesto, nada de encender fuego (atención, fumadores), Respetemos la montaña y su entorno, su flora y su fauna.

.../...

Nota aclaratoria:

Esta publicación es original del Regimiento de Infantería América 66 de Cazadores de Montaña y la Fundación Diario de Navarra.

Cuando llego a mis manos, sin dudarlo, pensé que era necesario darle publicidad, y que las personas interesadas por la temática pudieran conocer esta gran obra, fuera de Navarra o de la difusión de Diario de Navarra.

Doy las gracias al Coronel Vaquerizo por darme permiso para poder publicar la introducción de esta gran obra y animo a los lectores a continuar la lectura con los recorridos publicados por Diario de Navarra. 

Existe una pagina web con información de las rutas:

http://linea-p.spiki.org/?fbclid=IwAR0B1aAE27LLHfyLk262HDEtHcLb0-Una8n3WvD1O-nT7mYjmmfMKXtRwGg





J. Florencio, 2º/84.