9 jul 2019

La Linea P en Navarra

LA ORGANIZACIÓN DEFENSIVA DE LOS PIRINEOS EN NAVARRA




Preámbulo

Quien se haya acercado a los Pirineos, sea con la intención de ascender a cualquiera de sus emblemáticas cimas o simplemente con el ánimo de pasear con la familia recorriendo uno de los senderos que nos aproxima a la frontera con Francia, se habrá dejado sorprender por alguno de los numerosos búnkeres que pueblan el lado sur de la muga navarra. Desde las dolinas y simas de la kárstica Sierra de Larra hasta el ondulado paisaje de verdes colinas de Bera y Otsondo, pasando por los hayedos de Irati, la muga fronteriza aparece salpicada de pequeñas fortificaciones, restos de nuestra historia contemporánea, que lo son ineludiblemente también del Pirineo y, por ende, de España. Fortificaciones que inevitablemente habrán de despertar nuestra curiosidad. 

Y esta es precisamente la finalidad del presente trabajo, mostrar al curioso lector, experto montañero,  sencillo excursionista, al erudito historiador, y, ¿por qué no?, al público en general, la historia de nuestros búnkeres.

¿Qué son, por qué están ahí, para qué sirven o sirvieron? ¿Cuántos y dónde se localizan? Y presentarlo del modo más atractivo que hemos encontrado, recorriéndolos de un modo fácil, cómodo y apetecible.

Presentaremos a continuación varios recorridos por el Pirineo navarro, entrelazando diversas obras defensivas, escogidos aquéllos por la belleza del entorno y la accesibilidad de la ruta (aptos para todos los públicos) y seleccionando las fortificaciones según su estado de conservación, ubicación y finalidad.

Así nos adentraremos entre las hayas de Quinto Real para descubrir un nido de ametralladoras, ascenderemos por el valle de Urquiaga o la regata de Irurita para estudiar un asentamiento de mortero o de cañón antitanque, nos asomaremos a los riscos de Belagua para otear la panorámica desde un observatorio, nos perderemos entre las galerías de un abrigo de Sección en Erratzu.

De modo es que el trabajo se ha realizado aprovechando los ejercicios y marchas que hacen las unidades del Regimiento para completar su instrucción y adiestramiento en el conocimiento de la montaña, prácticas de topografía, preparación física, endurecimiento y liderazgo. 

Esta primera búsqueda nos obligó a tomar conciencia de la magnitud del proyecto, pues enseguida reparamos en que nuestros 50 búnkeres no son sino una insignificante aproximación a la realidad de la Organización defensiva de los Pirineos en Navarra; realidad que debería abarcar 1.814 obras de fortificación, dato que constatamos merced a la colaboración prestada por el Archivo General Militar de Ávila, y al que desde aquí agradecemos su apoyo.

Pues bien, tras una fase de estudio en los fondos del Archivo, nos dispusimos a localizar todas y cada una de las obras. Nuestro trabajo de campo arrojará un resultado de 221 búnkeres localizados. ¿y por qué no 1.814? Simplemente porque muchos no se llegaron a construir, otros fueron demolidos según necesidades de infraestructuras o por el propio Ejército, y otros, la propia naturaleza los sepultó o hizo impracticable su localización. Pero de todo esto nos ocuparemos más adelante. Cada cosa a su tiempo. 


El marco historico

Nos ubicamos en el verano del año 1937. El curso de nuestra última guerra civil nos sitúa próximos a finalizar la denominada como Campaña del Norte y la República aún mantiene la frontera francesa correspondiente a parte de Aragón y Cataluña. Los nacionales sienten la necesidad de controlar ese flanco norte en su avance hacia el este, previendo posibles infiltraciones de republicanos huidos a Francia o ataques en fuerza desde el norte, como de hecho ocurrió más adelante (sucesos de los valles de Roncal, Roncesvalles y Arán en octubre de 1944). Se inician entonces los planes y el estudio de la posible organización defensiva del Pirineo. 

Finalizada ya la contienda fratricida e iniciada la conflagración mundial, se da en 1940 la orden de inicio de los trabajos reforzando la fortificación en la zona de Irún (línea Vallespín), en ese momento limítrofe con la Francia ocupada por los alemanes, y continuando con el resto en octubre de 1942. Sin embargo no será hasta noviembre de 1943, momento en que España adopta la posición de estricta neutralidad, que se acomete definitivamente el proyecto. 



En suma, aunque se llevó a cabo una planificación defensiva, nunca quedó definido contra quién habría de protegerse, variando el enemigo en función de las circunstancias; la opinión más extendida es que inicialmente sería contra las fuerzas republicanas y el maquis, más adelante contra una invasión alemana, y, a la postre, del posible avance aliado hacia el sur.

Pero, ¿en qué consistía el proyecto? La organización defensiva del Pirineo implica una línea de 450 km de longitud, desde Port de la Selva hasta Fuenterrabía, desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico.

Apoyándose en la barrera natural de la cordillera pirenaica se planifican una serie de posiciones defensivas (búnkeres) ocupadas con fuerzas regulares y unos obstáculos apoyados en el propio terreno que deberían ser batidos por el fuego de las armas y unos planes de destrucciones y obstaculización sobre las principales vías de penetración. Todo ello, en su conjunto, más las operaciones inherentes para llevarse a cabo la defensa, constituyen la Organización Defensiva del Pirineo. El esfuerzo conllevará la adecuación de carreteras y pistas además de los implícitos trabajos de ingeniería y fortificación.

Las labores de construcción se llevaron a cabo bajo duras condiciones de trabajo atendiendo a su ubicación en la montaña, alejada en muchos casos de núcleos de población con escasas vías de comunicación, viviendo por tanto en tiendas de campaña y soportando muy bajas temperaturas y una adversa climatología; además, al menos en sus inicios, sin disponer de herramental y maquinaria pesada.

Las Unidades regulares que intervinieron en su construcción fueron el Regimiento de Fortificación nº 1 (1938-43) que se creó al efecto en Pamplona en base al reemplazo de 1928; los Regimientos de Fortaleza nº 1 (1943-60) y nº 2 (1947-60) dedicados a la realización de obras de fortificación y trabajos de pista, conservación y vigilancia; y el Regimiento de Zapadores nº 5 integrado en la División de Montaña "Navarra" nº 6 y que realizó sus prácticas en Aizoain, donde actualmente todavía se conservan 4 búnkeres. 

Para abordar el proyecto, la línea pirenaica se organiza en 3 sectores (oriental, central y ... occidental) correspondientes a la frontera catalana, aragonesa y vasco-navarra respectivamente; éstos se dividen a su vez en 18 subsectores y 166 núcleos o centros de resistencia sucesivamente, correspondiendo 93 a Cataluña, 20 a Aragón y 53 a País Vasco y Navarra. Se observará que la menor proporción recae sobre el Pirineo Central, aquél que por más abrupto Y por su complejidad ortográfica ofrece mayores zonas pasivas que impiden o limitan enormemente el movimiento, mientras que los sectores este y oeste brindan más y mejores accesos, esto es, vías de penetración hacia el sur.

De modo que nuestro trabajo abarcó sobre el papel  las 1.814 obras de fortificación ya mencionadas, organizadas en 42 centros de resistencia (en adelante CR) y 4 subsectores.

Para finalizar esta introducción histórica mencionaremos que la descrita línea defensiva vino a conocerse popularmente y de modo equívoco como Línea P (habrá de entenderse que P por Pirineos), acaso por añadir un rasgo novelesco de nombre en clave o de secretismo a toda la historia, sin que ello tenga ninguna base documental contrastada.


La organización defensiva

Entraremos ahora en el detalle y descripción de las posiciones defensivas, sus características, los tipos de armas que debían alojar, para qué servían, número de personal que necesitaban éstas, finalidad de su ubicación, etc.

Tornaremos corno referencia el centro de resistencia (CR) para iniciar nuestra exposición. 

Corno ya indicáramos, 42 en el Pirineo navarro, y cada uno de ellos organizado en distintas obras de fortificación: asentamientos de fusil ametrallador, ametralladora, mortero, cañón anti tanque, antiaéreo; deberá contar además con un puesto de mando, uno o varios observatorios, diversos abrigos para el descanso del personal que atendía la defensa y depósitos de munición, víveres y material. Obviamente, éste sería el caso más completo, ya que ni todos los CR dispusieron de todos los elementos enumerados, ni todos ellos se han conservado. Así, el CR dispondrá de una media de 34 obras y una dotación de aproximadamente 500 hombres, cuya entidad equivale a una Unidad militar tipo denominada Batallón. Y aunque en algún momento se describió la organización defensiva como una línea esto dista mucho de ser exacto por cuanto que las distintas posiciones se encuentran desplegadas en profundidad dentro del CR, y éstos a su vez dentro del subsector al que pertenecen. 

Recordemos que la finalidad es detener el avance sobre una vía de comunicación.

Precisamente porque se trata de una posición defensiva, normalmente el búnker se encontrará enmascarado -escondido o camuflado- en el terreno y la vegetación, y con el transcurso de los años, todavía más, hasta que en muchos casos haya sido completamente sepultado, sin dejar más rastro que un simple túmulo.

En la construcción de las obras más importantes (asentamiento, abrigos y puestos de mando) se empleó el hormigón armado, mientras que muchos de los simples pozos de tirador que daban cobertura y protección a los asentamientos de las armas colectivas (ametralladoras, cañones, etc.) fueron simplemente excavados a pico y pala en el terreno, así como los ramales o pasillos que los enlazaban, de modo que es fácil deducir que la inmensa mayoría de estas últimas obras defensivas no hayan superado el paso del tiempo y el inexorable avance de la naturaleza.

Exponemos a continuación las particularidades de cada obra de fortificación: 


Asentamiento de fusil ametrallador y ametralladora.

De planta circular o cuadrangular, de aproximadamente 4 m2 y un pasillo de acceso. Cuenta en su interior con varios vanos para alojamiento de munición y una o dos troneras o ventanucos orientados hacia la dirección o direcciones a cerrar -cubrir por el fuego- disponiendo de una "banqueta" central para colocar el arma.



Asentamiento de mortero.

Puede ser de dos tipos, de 50 mm o de 81 mm, siendo el más común éste último. Obra de planta cuadrangular, lleva adosado en el exterior una plataforma horizontal con una banqueta circular elevada de unos 3 m de diámetro para el asentamiento del mortero. El refugio para el personal (que es también depósito de munición) y el asentamiento están unidos por un pasillo y escalera. 

Asentamiento de ametralladora antiaérea.

Similar al anterior, el asentamiento del arma es un espacio normalmente semicircular pero que no suele disponer de plataforma elevada. Para permitir el tiro antiaéreo se localizan en posiciones elevadas y libres de obstáculos en todas direcciones, estando el refugio por debajo del nivel del asentamiento. El pasillo que une ambos, en pendiente, es más amplio y rectilíneo.


Asentamiento de cañón contra carro o anti tanque.

Planta alargada, mucho más espacioso que los anteriores debido a las dimensiones del cañón y a la necesidad de introducirlo rodando en la posición y maniobrarlo dentro. 



Observatorio y Puesto de Mando.

Su forma y dimensiones son muy variables, en función de la importancia del sector a defender y siempre construidos en los puntos más elevados. No se trata de una obra defensiva sino de un lugar desde el cual observar y dirigir las acciones de la defensa. 


Refugios o abrigos.

Servían de lugar de descanso a la guarnición que ocupaba las posiciones. Habida cuenta del ambiente de montaña, eran de suma importancia para protegerse de las inclemencias del invierno. Consistían en una gran galería excavada en la propia roca y siempre a retaguardia de las posiciones defensivas. 


Depósitos de munición, víveres o material.

También a retaguardia, construidos en grupos de tres galerías unidas.



Fortaleza.

Se trata del caso más completo, preparado para alojar varias ametralladoras y una Unidad de entidad Sección. 



Pozo de tirador fortificado.

De planta circular y 1 m aproximadamente de diámetro por 1,2 m de profundidad. 




Los recorridos que presentamos a continuación han sido escogidos en base a los mencionados centros de resistencia (CR) que obviamente coinciden con zonas claves del terreno, No olvidemos que se trata de una organización defensiva, de modo que esta zona clave cierra una vía de penetración, es decir que normalmente incluye un paso de montaña (puerto o collado), una o varias vías de comunicación (carretera, pista, camino o senda) y alguna altura dominante (colina, peña o loma) desde la que controlar el área de responsabilidad de defensa asignada al CR. 

Se ha tratado que cada recorrido incluya además todos los tipos de fortificación que ya hemos estudiado, seleccionando los más accesibles y en mejores condiciones de conservación, que nos permitan visitar el interior de forma cómoda y segura, comprender su función e interpretar su misión táctica. Por supuesto el recorrido está diseñado para permitir su aproximación en vehículo, el aparcamiento del mismo y el acceso hasta los búnkeres de forma fácil y cómoda.

Recorrido nº1: Collado de Urquiaga Oeste.
Recorrido nº2: Collado de Urquiaga Este.
Recorrido nº3: Quinto Real. 
Recorrido nº4: Alkurruntz y el Puerto de Otsondo
Recorrido nº5: Puerto de Ibañeta y Guirizu. 
Recorrido nº6: Collado de Eskisaroi. 
Recorrido nº7: Erratzu y el Puerto de Izpegi. 



Consejos prácticos. 10 reglas básicas para salir al monte.

Todos los recorridos discurren por parajes de montaña media, de incomparable belleza, pero montaña en todo caso, por lo que, para aquellos exploradores menos avezados en la práctica de esta actividad, nos hemos permitido incluir algunos consejos. Únicamente, insistimos, indicaciones muy básicas de seguridad a tener en cuenta siempre que vayamos a salir al monte, sin ningún ánimo de preocupar a nadie, se plantean para prevenir posibles despistes o accidentes que en montaña podrían resultar fatales. Quizá parezcan muy simples y lógicos, pero por desgracia su incumplimiento es lo que provoca los accidentes. 
  1. No salir nunca solo.
  2. Planificar la jornada antes de salir: horario, previsión meteorológica, itinerario, equipo y material a llevar, etc. 
  3. Dejar dicho (amigos, familiares, etc.) cuáles son nuestras intenciones (al menos, lugar al que nos dirigimos).
  4. Vestir ropa adecuada al esfuerzo a realizar y la zona en que me vaya mover. Por ejemplo, a pesar del calor, será conveniente vestir pantalón largo, evitaremos problemas con zarzas y ortigas, máxime en el caso que nos ocupa. 
  5. Llevar un teléfono móvil y baterías de repuesto. 
  6. En la mochila, siempre algo de agua y algún alimento (frutos secos, chocolate, barritas energéticas). Un bastón siempre viene bien en las bajadas, para acceder al interior del búnker, etc. 
  7. Prever algo de ropa de abrigo (aunque sea verano) y prenda para la lluvia (impermeable ligero). También proteger la cabeza (gorra en verano y gorro de lana en invierno), En el coche dejar ropa seca de repuesto. 
  8. Emplear cremas foto protectoras (piel y labios). Protegen del sol y del frío. 
  9. Atención a los días de viento (incluso en verano) especialmente cuando éste sopla del noroeste trayendo la niebla y provocando la desorientación. 
  10. En el caso de querer explorar el interior de algún búnker, recordad llevar linterna. Aconsejable tipo frontal que nos libera las manos.


Conviene recordar que si bien en el mes de octubre el bosque presenta un espectáculo de colores y la temperatura es normalmente idónea para la marcha, también es la época propicia para la caza de la paloma, atención pues en las divisorias y en las proximidades de los puestos. 

Por último, una llamada de atención relativa al escrupuloso respeto al medio ambiente , evitando dejar restos de nuestro paso o basuras de cualquier tipo, y por supuesto, nada de encender fuego (atención, fumadores), Respetemos la montaña y su entorno, su flora y su fauna.

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Nota aclaratoria:

Esta publicación es original del Regimiento de Infantería América 66 de Cazadores de Montaña y la Fundación Diario de Navarra.

Cuando llego a mis manos, sin dudarlo, pensé que era necesario darle publicidad, y que las personas interesadas por la temática pudieran conocer esta gran obra, fuera de Navarra o de la difusión de Diario de Navarra.

Doy las gracias al Coronel Vaquerizo por darme permiso para poder publicar la introducción de esta gran obra y animo a los lectores a continuar la lectura con los recorridos publicados por Diario de Navarra. 

Existe una pagina web con información de las rutas:

http://linea-p.spiki.org/?fbclid=IwAR0B1aAE27LLHfyLk262HDEtHcLb0-Una8n3WvD1O-nT7mYjmmfMKXtRwGg





J. Florencio, 2º/84.


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